EL MUNDO
Se viene la paz de los cementerios en la escalada militar de Colombia
Las FARC pueden haber sido las responsables del asesinato ayer de Fernando Enrique Mancilla, nuevo jefe de la policía secreta en Antioquia. La muerte, en Medellín, se produjo mientras en la selva avanzaba una ofensiva antiguerrillera que dejó un centenar de muertos.
La principal guerrilla colombiana, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sigue quedando aislada y recibiendo importantes bajas: en los últimos días el ejército lanzó una ofensiva aérea contra uno de sus bastiones, una zona rural del municipio La Uribe –parte de la antigua zona de despeje para las negociaciones– que dejó sin vida a por lo menos 100 rebeldes, según fuentes militares. Además, la segunda guerrilla, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), envió un mensaje conciliatorio al gobierno de Alvaro Uribe, con el que está cerca de consensuar un acuerdo mediado por Naciones Unidas. Pero las FARC también responden: también ayer Fernando Enrique Mancilla, nombrado por el actual gobierno como director de la policía secreta para el norteño departamento de Antioquia, y pronto a asumir funciones, fue asesinado en Medellín por atacantes en moto que dispararon contra su vehículo, y aunque todavía no había evidencias sobre los autores del crimen, la regla del cui bono parecía apuntar a las FARC.
La acción contrainsurgente de las fuerzas militares tuvo como blanco “el Bloque Oriental de las FARC y en ella han sido abatidos unos cien guerrilleros, aproximadamente, y destruido un campamento”, señaló el general del aire Edgar Lesmes, precisando que en el operativo participaron las tropas de la Séptima Brigada del Ejército y aviones de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). La operación se llevó adelante en una zona rural de La Uribe, uno de los cinco municipios que integraron hasta principios de año la zona desmilitarizada de 42.000 km2 al sur del país, sede del frustrado proceso de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC. La ofensiva busca “debilitar el espíritu de lucha” y lograr la captura del jefe rebelde Henry Castellanos, alias Romaña, a quien las autoridades persiguen desde hace varios meses por una zona selvática, dijo Lesmes. La operación seguirá adelante en los próximos días, y el militar sostuvo que se estaba cercando al rebelde. Gran parte de la cacería fue en operaciones de ametrallamiento desde el aire. El ejército de Colombia ha sido criticado por la deficiente capacidad de su infantería, que le impide organizar grandes redadas en las zonas rurales donde operan las guerrillas. Un interrogante es qué hará Uribe con los 10.000 paramilitares de ultraderecha que simpatizan con él pero que son objeto de fuertes críticas por organizaciones humanitarias.
Uribe, quien asumió el poder hace un mes en medio de una feroz arremetida de las FARC que dejó 21 muertos, busca incrementar el pie de fuerza e impedir las incursiones y ataques por parte de los grupos insurrectos. El nuevo presidente de línea dura ha puesto en marcha un ambicioso plan de seguridad que prevé la conformación de una fuerza de soldados y policías de apoyo y una red de un millón de informantes civiles. En el marco de esa estrategia, el presidente colombiano decretó el pasado 12 de agosto el estado de conmoción interna, bajo el que espera robustecer a las Fuerzas Armadas con el desembolso de unos 778 millones de dólares. Las FARC, uno de los desafíos de las fuerzas de seguridad, actualmente con 17.000 rebeldes en armas, rechazaron de cuajo la propuesta uribista de iniciar nuevas negociaciones de paz a instancias de las Naciones Unidas. Según el grupo insurgente, una solución al conflicto colombiano sólo podrá ser concertada entre el Estado y la insurgencia.
Pero el ELN ya comunicó su disposición a iniciar un diálogo de paz con el gobierno con la mediación de la comunidad internacional. En una carta abierta a Uribe, el grupo rebelde señaló que es necesario un proceso de negociación, debido a que el conflicto armado, que lleva más de 40 años, recrudeció luego del decreto de conmoción interior. “Hemos convocado a la comunidad internacional para que sirva de garante ante los compromisos que se realicen”, señaló el ELN, que estimó necesario, como uno de esos acuerdos, la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente para realizar profundas reformas económicas, políticas y sociales en el país. Asimismo, consideró que en un diálogo con el gobierno se debe mantener la agenda que se discutió con anteriores administraciones, en particular con la del ex presidente Andrés Pastrana, con la que sostuvo infructuosasnegociaciones en La Habana. La carta a Uribe fue divulgada en los medios a una semana de que el ministro del Interior y Justicia, Fernando Londoño, revelara que el gobierno sostiene contactos de cerca con el ELN.