Mar 29.01.2008

EL MUNDO  › CRITICAN LA ESTRATEGIA DE LA CANDIDATA DEMOCRATA

A Hillary la dureza le resta

› Por Antonio Caño *
desde Charleston

La intensidad (y agresividad) de la campaña de Hillary Clinton contra Barack Obama, probablemente necesaria para frenar la bola de nieve surgida de Iowa, se ha vuelto en su contra y la va a obligar a un cambio de estrategia con vistas al supermartes (5 de febrero). Hillary y Bill Clinton confían en que esa fecha, en la que la senadora de Nueva York es favorita en la mayoría de los estados, pueda cerrar esta carrera, que empezó como un paseo y se está convirtiendo en un calvario.

“Ahora vamos al 5 de febrero, cuando por fin podrán expresarse millones de norteamericanos”, dijo Bill Clinton en Misouri. “En los próximos días nos concentraremos en las soluciones que se requieren para hacer avanzar este país”, manifestó Hillary Clinton en Memphis. Ambos intentaron reducir lo ocurrido el sábado en Carolina del Sur a un pequeño accidente sin trascendencia. Pero su actitud refleja cierto nerviosismo.

Sorprendió que en su primer discurso pos-Carolina, Hillary Clinton aludiese a las elecciones que hoy se celebran en Florida. Florida, como Michigan, había quedado sin delegados para la convención demócrata de agosto como sanción, por parte de la dirección del partido, por haber adelantado sus primarias sin previo acuerdo. Todos los candidatos decidieron suspender sus campañas en ambos estados. Pero Clinton dejó inscripto su nombre en las boletas y, como consecuencia, ganó en Michigan y, seguramente, ganará también en Florida. Es muy probable que, si es necesario, Clinton exija en su día el reconocimiento de esos delegados.

Poco antes de abandonar Carolina del Sur, Bill Clinton declaró que no tenía nada de lo que arrepentirse. Un portavoz de la campaña de su esposa manifestó que no estaba previsto un cambio del papel del ex presidente en los próximos días. Sin embargo, es probable que sí lo haya. La función de perro de presa desarrollada por Bill Clinton en los últimos días, además de ensuciar su figura, se ha demostrado contraproducente.

Figuras del Partido Demócrata que, en otras circunstancias, habrían estado con Hillary, se están reservando o perfilando del lado de Obama. Pero, sobre todo, el electorado no parece sintonizar con un tono de campaña tan duro, en la que no solamente se ha disminuido hasta los límites del ridículo la estatura política del joven senador afroamericano, sino que se ha recalcado con escasa sutileza su raza.

Hillary Clinton tiene todavía importantes fichas para jugar. Con diferencia, es vista por los votantes demócratas como la que más puede hacer en asuntos de preocupación dominante, como la situación económica o el seguro de salud. También se la considera, según las encuestas, como la mejor preparada y experimentada para ser la próxima comandante en jefe en un tiempo de gran convulsión. Pero eso puede no ser suficiente para detener una corriente, siempre un tanto irracional, a favor del cambio, que ella no consigue representar en absoluto.

Aun así, un factor de incertidumbre puede ponerse en el camino de Clinton hoy mismo. Si John McCain gana en Florida y se dibuja como el próximo rival republicano, los electores demócratas tendrán que pensar también en quién es el mejor para derrotar a McCain. En ese caso es posible que la experiencia cuente menos porque nadie puede superar en experiencia a McCain.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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