EL MUNDO › EL PRESIDENTE NAPOLITANO ANUNCIARA SU DECISION
Italia pasó la noche en vela. Ayer por la tarde, el presidente Giorgio Napolitano anunció que se tomaría unas horas más para decidir cómo se saldrá de la crisis, con elecciones anticipadas o con un gobierno interino. El mandatario y la centroizquierda apoyan esta última opción, pero un cambio de último momento podría darles el batacazo final hoy. La Unión Democrática de Centro (UDC), la tercera fuerza de la oposición, hizo un giro de 180 grados ayer y aseguró que un gobierno de transición sería “una pérdida de tiempo”. Napolitano y el gobierno contaban con su apoyo para aplazar los comicios generales y aprobar la reforma electoral.
Napolitano ya escuchó a todos: senadores, diputados, dirigentes partidarios, ex presidentes y, para coronar las consultas, a los dos candidatos potenciales a primer ministro, el magnate mediático y ex premier, Silvio Berlusconi, y el alcalde de Roma, Walter Veltroni. “He constatado la complejidad y la fragmentación de la vida política de Italia. Por ello he decidido hacer una pausa de reflexión”, reconoció el mandatario. La fragmentación de la que habla Napolitano es, en realidad, una polarización absoluta.
Por un lado, en La Unión –excepto los dos partidos minoritarios que le retiraron el voto al gobierno de Romano Prodi y lo hicieron caer la semana pasada– quieren retrasar las elecciones lo más posible. Según su visión, la actual ley electoral hace imposible la gobernabilidad en un país dividido por dos proyectos políticos. Además, las encuestas los dan más de 10 puntos porcentuales abajo de la coalición liderada por el ex premier Silvio Berlusconi. Por eso, mientras Veltroni y Napolitano hablan de las instituciones, el magnate de los medios de comunicación no para de repetir la palabra legitimidad. “El único camino es el de las urnas para que el país cuente con un gobierno operativo y legítimo”, arengó el multimillonario al salir del Palacio del Quirinale.
Hasta el lunes, todo indicaba que el presidente Napolitano conseguiría la mayoría legislativa necesaria para convocar a un gobierno de transición. La clave era la UDC, una fuerza opositora que rompió con la Casa de las Libertades de Berlusconi después de perder las últimas elecciones. Su líder, Pier Ferdinando Casini, venía sosteniendo un gobierno de “pacificación” desde que Prodi cayó el jueves pasado. Casini había ordenado a su bancada votar en contra del gobierno de centroizquierda, pero seguía convencido de la necesidad de cambiar la ley electoral, aprobada en los últimos días de Berlusconi. Ayer, de la nada, cambió de opinión. “Con un gobierno de transición sólo se pierde tiempo. Es mejor ir a votar”, dijo el dirigente conservador.
El cambio de bando de la UDC dejó en la cuerda floja el proyecto de un gobierno interino, a pesar de que ayer la principal asociación de empresarios, la Confindustria, y los tres sindicatos más importantes hicieron un llamado por un gobierno de “solidaridad nacional”.
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