EL MUNDO › LA COMISION QUE INVESTIGO LA GUERRA DEL LIBANO DILUYO CULPAS
La Comisión Winograd presentó un informe más liviano que el preliminar. Culpó a las “fallas sistémicas” por el fracaso, antes que a los líderes. Alivio para Olmert, único sobreviviente de la cúpula que condujo la guerra. Perdieron los reservistas, los familiares de los muertos y la derecha.
› Por Sergio Rotbart
desde Jerusalén
El informe final de la Comisión Winograd, que durante el último año y medio se dedicó a investigar el desempeño de la conducción política y militar de Israel en la Guerra del Líbano, no provocará el drama político que muchos esperaban. A diferencia del resumen parcial, dado a conocer en abril de 2007, que incluía duras acusaciones en el plano de la responsabilidad personal de los máximos dirigentes del Estado, el documento publicado ayer apunta a “los fracasos y fallas sistémicas” que abundaron en el transcurso de la contienda bélica. Así, neutralizado el foco que podría haber encandilado al principal sobreviviente de la posguerra, Ehud Olmert, el premier israelí es sin duda la persona más aliviada a raíz de las conclusiones contenidas en el trabajo que le entregó el juez Eliahu Winograd, presidente de la comisión que lleva su nombre.
En el otro bando, el de los decepcionados, se encuentran los soldados (reservistas) ex combatientes, los familiares de los muertos en la guerra y los partidos de la oposición de derecha, todos ellos mancomunados bajo la exigencia de que Olmert debe asumir la responsabilidad por el fracaso en el Líbano de manera concreta y personal, o sea, renunciar. Ante la ausencia de recomendaciones o determinaciones en tal sentido en el informe final de la Comisión Winograd, las voces de protesta están ahora pendientes del comportamiento del ministro de Defensa y jefe del Partido Laborista, Ehud Barak, quien aseguró al asumir su cargo actual que actuaría en pos del reemplazo del premier Olmert tras el anuncio final del equipo encargado de examinar la guerra librada en 2006.
Pero Barak, por su parte, sabe que la manera más rápida de cumplir con su promesa conduciría a un resultado poco deseado: la disolución del actual gobierno y el llamado a elecciones. En tal caso, el principal beneficiado sería el líder del partido de derecha Likud, Benjamin Netanyahu, a quien las encuestas ubican a la cabeza de una eventual carrera electoral. Y a ese pronóstico, temido tanto por los socios de la coalición de gobierno como por los partidos de centroizquierda ubicados fuera de ella, se suma la propensión de la gran mayoría de los diputados a mantener a cualquier precio la actual composición de la Knesset (Parlamento), pues de todo ello resulta el apoyo político sólido del que aún goza Ehud Olmert.
El informe presentado por la comisión investigadora señala que “Israel emprendió una guerra prolongada, bajo su iniciativa, que culminó sin un triunfo claro desde el punto de vista militar”. Y agrega: “Una organización cuasimilitar (se refiere al Hezbolá) se enfrentó durante semanas al ejército más poderoso del Medio Oriente. El lanzamiento de misiles siguió a lo largo de toda la guerra. El ejército no brindó una respuesta efectiva a esos ataques”.
El documento responsabiliza a la máxima dirigencia nacional por no haber desarrollado un debate ordenado sobre los objetivos de la iniciativa militar, los medios para conseguirlos, por la falta de consecuencia en la estrategia adoptada y “graves fallas en la defensa de la población civil”. Por otro lado, justifica la decisión de ordenar el operativo terrestre sobre el final de la guerra, muy próximo a la decisión de la ONU que posibilitó el alto el fuego. La comisión se refiere a esas 60 horas en las que murieron 33 soldados israelíes, como un paso “casi indispensable” en base a los datos que tenían a su disposición los integrantes del Gabinete de Defensa.
Los analistas coinciden en la previsión que asegura que la próxima crisis política no estará relacionada con el efecto que el Informe Winograd pueda generar, sino que surgirá cuando las negociaciones con los palestinos inauguradas formalmente en la Cumbre de Annapolis, en diciembre pasado, lleguen a alguna instancia significativa. Así, por ejemplo, el partido religioso Shas ya ha anunciado que se retirará de la coalición en el momento que la partición de Jerusalén sea tratada en el marco de las conversaciones con la dirigencia oficial palestina en torno de un acuerdo permanente. Sin embargo, mucho antes de que esa posibilidad despunte, es más probable que la nueva realidad generada por el sorpresivo derrumbe del muro de separación que actuaba como frontera entre Gaza y Egipto, y que de hecho ha puesto fin al bloqueo impuesto por Israel a la Franja dominada por Hamas, mantenga ocupado al gobierno de Olmert bastante más de lo previsto.
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