Sáb 07.09.2002

EL MUNDO  › ALAIN JOXE, ESPECIALISTA FRANCES EN DEFENSA, HABLA DE LOS PLANES DE BUSH

“Esta guerra es un keynesianismo militar”

Alain Joxe, especialista francés en Defensa, está en la Argentina invitado por la Fundación Pent. En una entrevista exclusiva con Página/12, habló del mundo luego del 11 de setiembre, de la guerra antiterrorista de Bush y también de la inédita situación que ve en este país.

Alain Joxe es uno de los más encumbrados especialistas franceses en temas de defensa y seguridad global. Irónico y chistoso, este historiador y doctor en Sociología Política y Estrategia, cuya principal chapa es la de director de la prestigiosa Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales y del Groupe de Sociologie de la Défense en Francia, fue entrevistado por Página/12 a días de que se cumpla el primer aniversario de los atentados del 11 de setiembre.
–Donald Rumsfeld ha dicho que Europa es una no-entidad y acusó a la Unión Europea de ser “hipócrita” en sus críticas a Estados Unidos en la medida en que Europa depende de Washington para su defensa. ¿Expresa una política norteamericana que excluye a Europa o en realidad Rumsfeld se va de boca?
–Quizás Rumsfeld diga eso porque no entiende que la visión sobre la seguridad que tiene Europa es muy distinta de la de Estados Unidos. Europa no puede pensar su seguridad en los términos de la “guerra contra el terrorismo”. Se va de boca, y si piensa que Europa es hipócrita, pues bien, todos los poderes son hipócritas. Y Estados Unidos más que nadie, porque a más poder, más hipócrita se es.
–¿Cómo sigue esta guerra contra el terrorismo?
–No existe la guerra mundial contra el terrorismo. Es una guerra en Afganistán contra una secta árabe saudita. Fuera de la declamada guerra contra Irak, todas las demás son fantasmas.
–¿La guerra contra Irak podría ser otro fantasma? Es difícil pensar que se arme un plan de guerra filtrando todos los días detalles de cómo será. Salvo que se trate de otra forma de “irse de boca”.
–La guerra contra Irak no está definida. No creo que ni ellos mismos tengan resuelto ese problema. Tampoco creo que se trate de una cortina de humo, sino que no encontraron aliados en la zona para iniciar la guerra. Además, el debate sobre la necesidad de esta guerra ya se ha instalado en el país, por lo que la cuestión seguirá alargándose. Tampoco hay que olvidar que la resistencia de Europa y el resto del mundo es demasiado fuerte, y si bien es cierto que Estados Unidos puede no darle importancia en su condición de superpotencia única, también lo es que perdería toda legitimidad moral para hacerlo, que es lo que todavía siguen buscando. Y la pérdida de esa legitimidad le dificultará más la alianza con los países árabes. Respecto del hecho de que hablen todo el tiempo de la guerra, es una maniobra de presión: se intenta ganar terreno diplomático hasta hacer posible el ataque.
–Si el ataque a Irak ocurre, entonces nada habría cambiado desde la Guerra del Golfo. Por otro lado, en su ponencia usted discute en varios pasajes con las tesis de Toni Negri y Michael Hardt en Imperio. ¿En qué medida el proceso actual se ajusta a un Imperio, o más bien a un imperialismo clásico?
–Creo que Imperio no tiene en cuenta la cuestión militar: parece como si el Pentágono no existiera en sus planteos. Con Bush, Estados Unidos se parece más a una potencia imperialista que a una potencia imperial. Pero con una diferencia importante: Estados Unidos no quiere conquistar territorios ni realizar anexiones. No me importan mucho las etiquetas, si es un imperio o un imperialismo. Se trata de un sistema virtual y amenazante que dentro de cada Estado busca imponer normas de tipo global. En este sentido, los tres países del Eje del Mal de Bush son Estados en sentido estricto, y por eso habrá guerra en el sentido tradicional.
–¿”Terrorismo” recubre lo que antes Washington llamaba “comunismo”?
–La palabra “terrorismo” se usa para todo y finalmente no quiere decir nada. Lo verdaderamente novedoso es la red Al-Qaida, una secta transnacional que sólo quiere cometer actos de terrorismo. En cuanto alresto, hay guerras de liberación nacional que toman la forma de terrorismo. Hay guerras de guerrillas, cruzadas por cuestiones ideológicas, que toman la forma de terrorismo. Así, meter a Bin Laden, los palestinos y la situación en Colombia en la misma bolsa del terrorismo es una operación ideológica, sobre todo, porque al hacerlo excluye pensar las causas. Irak es un país “potencialmente terrorista”. ¿Qué quiere decir eso? El único terrorismo iraquí es el interno. En el sentido de justificar la acción norteamericana, terrorismo puede ser el equivalente actual de comunismo. Pero implica una operación mayor, la de meter todo en la misma bolsa, cuando con la Unión Soviética el comunismo era una amenaza más palpable.
–Usted afirma que desde el fin de la Guerra Fría, el Pentágono comenzó a desarrollar el concepto de “guerra asimétrica”, pero que no llegó a trazar líneas de acción antes del 11 de setiembre. Para las hipótesis de conflicto del Pentágono, si no existiera la red Al-Qaida, ¿habría que inventarla?
–Lo que se inventa es el terrorismo como culpable de todo. El germen del terrorismo son las desigualdades, y no importa si Bin Laden es rico o no. Y la desigualdad no es apenas una cuestión territorial: aparece cada vez más fuerte, por ejemplo, en Estados Unidos. Habrá un Bogotazo, un Losangelazo (por Los Angeles), etc., porque la desigualdad cruzó regiones y entonces no respeta territorios. Los terroristas no están del otro lado porque no hay otro lado. El mundo entero es una ciudad rica con suburbios pobres, o sea, una reserva inagotable del llamado terrorismo. Y si no se atacan las causas, entonces hay que proceder a aplastar uno a uno a todos los culpables. Eso es lo que busca Estados Unidos y lo que lo diferencia de Europa.
–Usted plantea que en todas las regiones donde Estados Unidos alguna vez se ofreció como garante de la paz (Colombia, Medio Oriente, los Balcanes, etc.) sólo se intensificó la guerra. A su vez, Toni Negri dijo recientemente que el proyecto de Bush no va a funcionar y que se va a volver a una lógica más propia de Clinton. ¿Es posible que Bush fracase, sobre todo porque sólo se basa en la fuerza y no en la construcción de una hegemonía ideológica?
–El gobierno de Bush tomó la decisión de abandonar todos los procesos de paz promovidos durante la era Clinton y pasar a la guerra. Y en estos últimos meses fueron apareciendo frenos a los proyectos de Bush. Se va dando poco a poco, pero es evidente que si algunas regiones como Medio Oriente continúan en esta dinámica el conflicto va a ser global. No sé si Bush va a fracasar, pero sí le va a costar mucho. Pero quisiera avanzar sobre una idea que me parece que puede aclarar este proceso. Hay una razón estructural por la que el sistema imperial norteamericano se vuelve más guerrero. La crisis del capitalismo es muy grave, y frente a esto hay sólo dos modos de volver a regularlo. El primero es intentar “sanearlo”, promover la honestidad, que no haya fraude fiscal, etc. Pero éstas son medidas ideales. El otro modo de regularlo es la guerra. Es probable que asistamos ahora a un proceso de keynesianismo militar. Entonces, es un poco ingenuo pensar que Bush está loco al tratar de imponer una guerra global sin consenso alguno. Más bien, el gobierno de Bush está pensando en volver a dar fundamentos al capitalismo a través de una economía de guerra, expansiva e intervencionista.
–Esto se parecería a la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial.
–Bueno, ahora ya se está hablando de un nuevo Bretton Woods (el acuerdo económico mundial que originó al FMI y otros organismos internacionales). Pero Bretton Woods se dio después, y no antes de la guerra.
–Usted planteó que en Argentina hay “formas ejemplares de resistencia a la violencia económica globalizada”. –Sí, pero no sabe si esto alcanzará. Argentina es un caso único de un desastre económico relativamente no violento que viene de la especulación financiera. Argentina parece la representación civil de una catástrofe: se destruyó todo pero no hubo una guerra. Es muy clintoniano. Desde el mundo se está mirando mucho a Argentina, porque parece que no hay salida a esta crisis sin violación de todas las reglas económicas vigentes hasta ayer. Mucho de esto tiene que ver con anular la deuda externa. Si algún tribunal económico internacional pudiera estudiar el proceso de endeudamiento argentino y comprobar si efectivamente se hizo, todo, en base a un delito y un crimen organizado, entonces cabría pensar que la deuda es ilegítima. Sé que suena ideal, que ningún país poderoso lo permitiría, pero hay que dar esa batalla. Esta situación se parece a la República de Weimar. Por eso la guerra global puede aparecer como una salida y por eso hay que buscar otra.
–Mientras tanto, la guerra global, según lo que usted piensa, provocará más actos terroristas, generando una espiral sin fin.
–Sí. Mire lo que pasa en Medio Oriente: matando a un llamado “terrorista”, se generan muchos más. Estados Unidos continuará sin responsabilizarse por las causas. Por suerte ya comenzó la discusión en Estados Unidos. Ahora se preguntan “¿por qué será que nos odian tanto?”. Es bueno, por lo menos, que se lo pregunten.

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