EL MUNDO › EL PROXIMO 5 DE FEBRERO, SE CELEBRAN INTERNAS EN 22 ESTADOS DE EE.UU.
Los candidatos demócratas hacen campaña en territorio enemigo para robarse delegados y apuestan fuerte en California. Hillary es la favorita en las encuestas, pero Obama tuvo un gran mes de recaudación y sumó a sus arcas de campaña 32 millones de dólares. Para atraer el voto latino, aprendió a cantar en español. Los delegados se cuentan de a uno.
› Por Antonio Caño *
Desde Los Angeles
Hillary Clinton –Bill Clinton, en realidad– ha hecho campaña en Illinois, el único estado de los 22 en los que se celebran caucus o primarias el próximo martes, en el que Barack Obama es claro favorito, y Obama ha hecho campaña en Nueva York, donde una derrota de Clinton sería considerada un cataclismo. No importa. Sus objetivos no son ganar en Illinois o en Nueva York sino conseguir la mayor cantidad posible de los delegados que se reparten en cada estado. Esta es una batalla por delegados. Y aunque Clinton es favorita en las encuestas en casi todas las primarias, su distancia no parece lo suficiente como para dejar resuelto el partido el próximo día 5.
El proceso de primarias es tan complejo que no lo entienden ni los propios norteamericanos. A las dificultades del sistema en sí, muy participativo pero algo arcaico, se suma el hecho de que cada estado le añade su propia idiosincrasia, es decir, sus propias reglas. No obstante, hay algunas normas de carácter general. En las primarias no se elige directamente a un candidato, sino a un determinado número de delegados (en proporción a la población) que representarán a ese estado en la convención nacional del partido el próximo verano. Cuando un candidato gana las primarias de un determinado estado, lo que gana en realidad es el compromiso de los delegados de ese estado a votar por él en la convención nacional del partido.
Pero no gana todos los delegados sino una cifra proporcional a la de los votos obtenidos, según un reparto que cada Estado hace siguiendo las circunscripciones electorales de las elecciones para el Congreso. A veces, esta división de circunscripciones está hecha favoreciendo a los territorios con menos población, de forma que se pueden obtener allí delegados con menos votos que en otras partes. En New Hampshire, por ejemplo, donde Clinton ganó con un 4 por ciento de diferencia, obtuvo 9 delegados, los mismos que Obama. En Nevada, aunque el senador de Illinois perdió por cinco puntos, consiguió un delegado más que su rival.
En cuanto a Florida, la campaña de Obama dijo que el triunfo de Clinton no tuvo importancia porque el candidato no hizo campaña allí. “Hasta ahora, nos centramos en las primeras internas, donde la población latina era relativamente pequeña. El verdadero esfuerzo por ganar a los hispanos comienza ahora”, señaló esta semana Frank Sanchez, miembro del equipo de captación latina de la campaña de Obama, luego de las elecciones del martes en Florida.
Para darse a conocer a los latinos de California, Obama visitó en los últimos días al disc jockey Eddie Sotelo, quien en su popular programa de radio lo convenció de cantar en español, un idioma que el senador ya había usado en actos ante latinos. Sobre el escenario se animó a gritar “¡Sí, se puede!”, en un esfuerzo por traducir su cántico “Yes, we can”.
En tanto, Clinton es favorita a la victoria el martes en los dos estados con más delegados del país, California y Nueva York. Y Obama logró un impulso en su campaña al obtener una sensacional recaudación en enero de 32 millones de dólares. Con esta ayuda, el líder del “cambio” confía en quedar cerca en California, tan cerca como para que la conquista de delegados sea similar a la de Clinton. Algo parecido pasa en Missouri, en Tennessee, en Georgia, en Arizona, en Colorado. En todos ellos, ambos candidatos andan a la par y la diferencia de delegados será escasa. Si esto es así, uno de ellos, el que más estados gane, saldrá del supermartes como favorito a la victoria final. Pero la carrera no habrá terminado.
En el campo republicano la cosa es similar, con la diferencia de que en algunos estados el que gana se lleva todos los delegados en juego y, sobre todo, que hay un claro favorito en casi todos ellos.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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