Lun 11.02.2008

EL MUNDO

Lula y Sarkozy se ven aliados

El encuentro de mañana entre ambos mandatarios tendrá dos ejes: los rehenes de las FARC y una alianza militar estratégica.

› Por Darío Pignotti
desde Brasilia

El Tercer Regimiento de la Legión Extranjera de la Guyana Francesa, junto al río Oiapoque en el Nordeste amazónico, pondrá marco mañana al encuentro entre los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Nicolas Sarkozy. El vocero de Lula da Silva admitió que el tema obligado de la cumbre será la crisis de los rehenes en poder de la guerrilla de las FARC, pero esquivó dar más detalles sobre el particular: Brasil trata a la agenda colombiana con un sigilo proporcional a su interés en montar una coalición internacional para facilitar el diálogo entre las partes en conflicto, roto desde enero de 2002.

Para tal fin, Lula da Silva precisa soldar la alianza diplomática con Francia, estrenada en enero pasado cuando los dos países fueron garantes del primer intento, fallido, de rescate de Clara Rojas y Consuelo González, en la Amazonia colombiana, finalmente liberadas por las FARC días después. Hay, según parece, sintonía fina entre Lula y Sarkozy, quienes mañana pondrán la piedra basal de un puente de 400 metros, sobre el río Oiapoque, que unirá la última colonia francesa en Sudamérica –en la que durante casi un siglo funcionó el tenebroso presidio de la Isla del Diablo– con el estado brasileño de Amapá.

Dos semanas atrás, el consejero especial sobre asuntos internacionales de Lula, Marco Aurelio García, fue recibido en el Ministerio de Relaciones Exteriores francés por Daniel Parfait, encargado de asuntos latinoamericanos. Parfait es también cuñado de Ingrid Betancourt (ver aparte), la ex senadora franco-colombiana en poder de las FARC desde 2002. Es una incógnita si Lula y Sarkozy anunciarán mañana la creación de un grupo permanente integrado por Brasil, Francia, Cuba y la Argentina, para contribuir al intercambio humanitario entre gobierno bogotano y los rebeldes, primer paso hacia una negociación de paz todavía incierta.

Pero aunque los mandatarios no formalicen la constitución de esa entidad mediadora, en Brasilia se dice que el asunto ganó impulso en La Habana, un mes atrás, durante las más de tres horas de conversación entre Lula y Fidel Castro. También se rumorea que Lula y Castro habrían coincidido en aportar sus buenos oficios para descongelar las relaciones entre Alvaro Uribe y Hugo Chávez. Con todo, la foto amazónica de Lula y Sarkozy puede ser el paso inicial de una entente de largo plazo.

Antes de desembarcar en la Guyana, el presidente francés había mantenido un encuentro en París con el ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobim, quien le transmitió su interés en acordar una “alianza estratégica” militar.

Se trata de un proyecto abrazado por el gobierno de Lula desde hace algunos años y lanzado en 2007 cuando se anunció la reactivación de la industria bélica, lo que incluye la construcción de un submarino nuclear.

Tanto para reequipar la industria bélica como para hacer a la mar su primer submarino atómico, en el que están trabajando los ingenieros de la Marina desde 1979, Brasil depende de la importación de tecnología.

Pero el desarrollo del poderío militar se sustenta en la transferencia de tecnología por parte de los países vendedores de armamentos, sin ella no hay independencia estratégica, y mucho menos soberanía, argumenta el ministro Jobim, un gigantón de metro noventa, del PMDB, partido de centroderecha.

Jobim dijo que las posibilidades de que los Estados Unidos accedan a liberar su conocimiento militar son próximas a cero, por lo que Brasil está resuelto a rubricar un acuerdo con París.

En principio, Francia, que no tiene “aliados estratégicos” fuera de la OTAN, se mostró receptiva al pedido sudamericano, que incluye conocimiento atómico para el submarino y la construcción de la usina de Angra III, en Río de Janeiro, así como para una docena de cazas bombarderos.

Ocurre que un entendimiento de esa índole presupone que militares franceses podrían desplazarse libremente por Brasil y sin estar sometidos a sus leyes. Más: si Francia fuera “aliado estratégico” de Brasil podría exigir contar con alguna base en la codiciada Amazonia, presupuesto visto con reservas por los militares brasileños.

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