El candidato demócrata siguió en la ola ganadora del fin de semana. Se esperaba que también le ganara a Clinton en Maryland. El republicano McCain se imponía en Virginia.
› Por Antonio Caño *
desde Washington
Barack Obama parece imparable. Después de las cinco victorias seguidas del fin de semana –hay que anotar, aunque sea en aras de la precisión, su triunfo por más del 90 por ciento en las Islas Vírgenes–, el senador de Illinois se anotó otros dos triunfos contundentes y se encaminaba a un tercero. Según las proyecciones de la cadena CNN, el candidato afroamericano se imponía anoche en Virginia con el 61 por ciento de los votos. Con más del 40 por ciento escrutado, Hillary Clinton quedaba lejos con el 38 por ciento. En el Distrito de Columbia (sede de Washington DC), Obama también se imponía según la cadena NBC. La única duda que quedaba ayer era Maryland, aunque era el favorito de todas las encuestas. Las autoridades locales decidieron dejar abiertas las urnas una hora y media más porque muchos votantes tuvieron problemas de tráfico. Del lado republicano, al cierre de esta edición John McCain se imponía por poco en el estado de Virginia.
La cerrada interna demócrata volvió a llevar un torrente de votantes a las urnas, rompiendo récords en los tres estados con un promedio del 40 por ciento. Obama corría con ventaja en los tres estados que se disputaron ayer. Todos cuentan con una importante población negra y, en el caso del Distrito de Columbia, suman cerca de un 60 por ciento. No obstante, Hillary Clinton había puesto todas sus fichas de esta jornada en Virginia, un estado que otorga 83 delegados. La apuesta finalmente le salió mal. Obama no sólo recibió el apoyo de 9 de cada 10 negros, sino también el de la mayoría de las mujeres. Esta, hasta ayer, era la principal base aliada de Clinton.
Después, el 19 de febrero, vienen Hawai, donde Obama pasó su infancia, y Wisconsin, en el que las encuestas no anticipan nada definitivo. Y, por fin, el 4 de marzo, Texas y Ohio, los dos grandes estados en los que Clinton ha depositado todas sus esperanzas en un desafío que será para ella a vida o muerte. “Ohio y Texas representan como ningún otro la variedad de la población de este país”, declaró ayer la senadora por Nueva York, que lleva 48 horas colgada al teléfono con donantes y partidarios para pedirles que resistan a su lado hasta la decisiva fecha de esas primarias.
El problema es saber con qué fuerzas llegará ella a esa cita, teniendo en cuenta sus dificultades actuales para recaudar dinero y mantener un perfil de triunfadora, y, sobre todo, si el impulso ganado por Obama estos últimos días no le asegura la candidatura demócrata, descartando incluso los problemas innegables que tendrá en Texas y Ohio.
Las casas de apuestas lo dan como favorito. Los pronosticadores de Wall Street lo dan como favorito. Y la encuesta de Gallup para el diario USA Today también lo daba ayer con tres puntos de ventaja –47 por ciento a 44 por ciento– sobre Clinton. Es la primera vez desde que comenzaron las primarias que esto sucede. Obama ya no es, por tanto, el cuento de hadas que decía Bill Clinton sino, hoy por hoy, la opción más segura para que los demócratas recuperen la Casa Blanca, algo que hace seis meses parecía cosa hecha y hoy empieza a antojarse titánica misión.
Con la mente puesta en McCain, Clinton decidió ayer poner todas sus fuerzas en recordarles a los demócratas que ella sigue siendo la mejor opción para ganarles a los republicanos. La ex primera dama basó su campaña en su experiencia y en su solvencia, sostiene que sólo ella puede anular la ventaja con la que McCain presuntamente parte en esa materia. De hecho, las encuestas siempre le han concedido una gran ventaja sobre Obama cuando se trata de quién sería el mejor comandante en jefe.
La senadora también sostiene que ella está más acostumbrada y tiene mejores armas para repeler los ataques que lleguen del lado republicano. “La idea que él (Obama) tiene de que no habrá campaña negativa es completamente irrealista”, dijo ayer Clinton. Efectivamente, puede ser un poco irreal. Pero eso es precisamente lo que a la gente le gusta de Obama, su capacidad de generar ilusión. Y, en eso, es imbatible, contra McCain o contra quien sea.
Pero a pesar de estas palabras –que todos los analistas interpretaron como una reactivación de una campaña sucia–, Clinton abrió ayer por primera vez una ventana a una posible fórmula presidencial con Obama. “Tengo el mayor respeto por él. El fue mi amigo antes de que comenzara esto y seguirá siendo mi amigo en el futuro”, dijo a la prensa norteamericana.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux