Sáb 23.02.2008

EL MUNDO  › EL EX PRESIDENTE CUBANO RATIFICO EL RUMBO DE LA REVOLUCION Y FUSTIGO A BUSH

Fidel quiere cambios... pero en EE.UU.

En un nuevo editorial, el ahora ex líder cubano aseguró que su país seguirá su rumbo dialéctico y acusó al presidente norteamericano de pedir libertad y democracia en la isla para imponer sus políticas neocolonialistas. Mientras tanto, el número dos del Vaticano continúa su visita y el PT de Lula pide el fin del bloqueo.

Fidel Castro se quería tomar unas vacaciones, pero no duró ni una semana. A cuatro días de anunciar que no se presentará como candidato a la Presidencia, el líder revolucionario volvió a agarrar lápiz y papel. “En este instante me dedico al adversario”, escribió explicando la razón de su nueva reflexión, publicada ayer en el diario oficial Granma. “Medio siglo de bloqueo les parecía poco a los predilectos (candidatos a la presidencia de Estados Unidos). ¡Cambio, cambio, cambio!, gritaban al unísono. Estoy de acuerdo, ¡cambio!, pero en Estados Unidos. Cuba cambió hace rato y seguirá su rumbo dialéctico. ¡No regresar jamás al pasado!, exclama nuestro pueblo”, sostuvo Castro.

El líder cubano, de 81 años, demostró que sigue atento las noticias y, en especial, las repercusiones que tuvo su anuncio del lunes pasado. “Bush hijo, en un país de Africa –origen del hombre ayer y continente mártir hoy– donde nadie conoce lo que hace allí, dijo que mi mensaje era el inicio del camino de la libertad de Cuba, es decir, la anexión decretada por su gobierno”, señaló. A continuación destacó los movimientos de las fuerzas estadounidenses de esta semana para derribar uno de sus satélites espías que estaba a la deriva y el poderío militar que ellos demostraron. “Pensaba dejar de escribir una reflexión por lo menos en diez días, pero no tenía derecho a guardar silencio tanto tiempo. Hay que abrir fuego ideológico sobre ellos”, arengó.

Castro advirtió sobre la diferencia entre un cambio como el que se dio con la Revolución en 1959 y lo que está sucediendo ahora en la isla. “No es lo mismo el fin de una etapa que el inicio del fin de un sistema insostenible”, señaló, cuestionando los pronósticos de Estados Unidos y también los de Europa. “De inmediato las menguadas potencias europeas aliadas a ese sistema proclaman las mismas exigencias. A su juicio había llegado la hora de danzar con la música de la democracia y la libertad que, desde los tiempos de Torquemada, jamás realmente conocieron. El coloniaje y el neocoloniaje de continentes enteros, de donde extraen energía, materias primas y mano de obra baratas, los descalifican moralmente”, concluyó el líder cubano.

Aunque el objetivo de la reflexión era “el adversario”, Castro dedicó un párrafo a agradecer las frases de apoyo y solidaridad que le llegaron esta semana. “No diré hoy una palabra de personas entrañables en Cuba y en el mundo que de mil formas diferentes expresaron sus emociones. Algún día abordaré el tema”, prometió. Mientras escribía estas palabras, el Partido de los Trabajadores brasileño se sumaba a los intelectuales y los gobiernos y dirigentes progresistas del mundo que llamaron en los últimos días a poner fin al bloqueo norteamericano que estrangula a isla desde hace casi cincuenta años.

Antes de terminar su reflexión, Castro deslizó que lo más probable es que no participe de la sesión inaugural del Parlamento de mañana, en la que los recién electos diputados elegirán las autoridades del próximo gobierno. “Estoy enfrascado ahora en el esfuerzo por hacer constar mi voto unido en favor de la Presidencia de la Asamblea Nacional y del nuevo Consejo de Estado, y cómo hacerlo”, explicó.

A pesar de que sólo faltan dos días para la votación, en las calles de La Habana la vida sigue como si nada. No hay propaganda especial en las calles ni discusiones acaloradas en los cafés. Después de todo, los cubanos votaron hace semanas, cuando eligieron a los diputados que tendrán que tomar la decisión final mañana.

Lo único que parecía haber interrumpido la cotidianidad de la isla era la visita del número dos del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone. Además de visitar a las distintas congregaciones cubanas, el enviado de Benedicto XVI trajo una agenda política clara. “La Iglesia desea poder ampliar sin límites el radio de su acción a otros ámbitos para contribuir con tesón al bien común”, aseguró anoche en la Plaza de la Catedral, en la primera misa pública que realizó en la isla.

Uno de los principales objetivos de la visita del cardenal es conseguir que el gobierno cubano les permita ingresar en el sistema educativo. En 1998, cuando el papa Juan Pablo II se reunió con el entonces activo Fidel Castro, muchas cosas cambiaron en Cuba. La libertad de religión se convirtió en una realidad incuestionable y muchos líderes religiosos, católicos o no, comenzaron a ganar posiciones de poder en el gobierno, la Asamblea Nacional y la sociedad en general.

Ayer, el cardenal Bertone intentó continuar la obra del fallecido Pontífice. “La Iglesia Católica pide ser reconocida y respetada en su misión sin ánimo de imponer, sino de proponer el Evangelio a cuantos encuentra en su camino”, señaló ante una multitud, que incluía a gran parte de la primera plana del gobierno.

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