EL MUNDO › EL PAPA EMPUJA A LA DERECHA CLERICAL EN LA CAMPAÑA ESPAÑOLA
La cadena radial COPE es la punta de lanza de la estrategia de Benedicto XVI para movilizar a la derecha católica más radical en la lucha por desplazar al Partido Socialista en las elecciones generales del 9 de marzo. Ni el rey se salva de sus críticas.
› Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
“España se rompe”, “los católicos están siendo perseguidos” por los rojos resucitados nietos de los muertos republicanos en la Guerra Civil –como es el caso de José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo abuelo fue fusilado por los franquistas–, “la familia está amenazada” porque el único matrimonio que merece llamarse tal es entre un hombre y una mujer –en alusión a la ley que permite las bodas gays–, “el gobierno se ha rendido ante ETA”. El oyente de la cadena COPE, la segunda radio más escuchada en España, puede llegar a creer en ciertos momentos que el país está al borde de una segunda confrontación civil. La emisora, propiedad de la Conferencia Episcopal, es la punta de lanza de la estrategia del papa Benedicto XVI para movilizar al catolicismo más radical participando activamente en la lucha política por desplazar del poder al Partido Socialista, autor según la cadena de las mayores tropelías que se hayan cometido en el gobierno de España desde los tiempos de la República.
Ni siquiera el rey Juan Carlos se ha salvado de la contraofensiva clerical. El periodista estrella de la cadena, Federico Jiménez de Losantos, que conduce el popular programa de la mañana, ha llegado incluso a pedir la abdicación del rey por considerar que es demasiado amigo de los socialistas, con los que supuestamente se lleva mejor con el Partido Popular (PP) y sobre los que no ejerce su poder moderador. El monarca se enfadó tanto que cuando una de las amigas políticas de Losantos, la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, del ala más dura del PP, le pidió un “trato más humano” para con el periodista, le respondió con cajas destempladas al mejor estilo “por qué no te callas”. “Le he dicho a Rouco Varela –cardenal de Valencia y uno de los más conservadores de la jerarquía– que recen menos por mí y la monarquía y se ocupen más de la Conferencia Episcopal que controla la COPE”. En la cena privada en la que ocurrió el incidente se hallaba incluso el embajador argentino Carlos Bettini, testigo del episodio.
Pero la lengua de Jiménez de Losantos es mucho más larga y ya le ha costado a la cadena miles de euros en condenas judiciales. El periodista fue, junto al diario El Mundo, uno de los principales promotores de la famosa “teoría de la conspiración” que intentó atribuir los atentados islamistas del 11 de marzo de 2004 primero a ETA, tal y como hizo el PP aún en el gobierno esos días, y luego a una supuesta confabulación entre los separatistas vascos, el terrorismo islámico, los servicios secretos marroquíes y policías afiliados al Partido Socialista. Semejante desatino descartado por la Justicia en la sentencia del juicio del 11-M que concluyó el año pasado, le ha costado una demanda por parte de los policías implicados que está pendiente de resolución judicial. El Sindicato de Policías llegó a llamarlo “el terrorista de la Iglesia”. Según Jiménez de Losantos, el PP fue desalojado del poder en 2004 por un “golpe de Estado”.
Entre los enemigos que el conductor y la cadena han sabido cultivar, el principal es sin duda alguna José Luis Rodríguez Zapatero. “Liberticida”, “nieto del anticristo”, “niña del exorcista”, “enemigo del catolicismo”, el primer ministro español es “el diablo” personalizado. La tensión con el gobierno llegó a extremos tales que la diplomacia española de quejó directamente al Vaticano de los ataques de la COPE, dándole un cariz similar al de una injerencia en asuntos internos de un estado extranjero.
Maoísta en su juventud y neocon de los primeros, cuando pocos se animaban a tanta barbaridad, Losantos fue también el autor de la broma a Evo Morales, cuando apenas unas horas después de su triunfo electoral un actor del programa, que imita a la perfección a Zapatero, lo llamó para felicitarlo como si fuera el primer ministro español y comenzó a hacerle un discurso de apoyo a su alianza con Hugo Chávez y Fidel Castro que dejó al flamante presidente boliviano desconcertado. Después Federico dijo que Evo era un “indio vendedor de coca”. El episodio terminó con un incidente diplomático y un pedido de disculpas de las autoridades españolas a Bolivia. La Iglesia ni siquiera se pronunció.
Mientras compara a los catalanes con Adolf Hitler y los acusa de querer “anexionarse partes de España”, habla de “invasiones musulmanas” cada vez que una patera con africanos llega a las costas del país y llama “el gorila rojo” a Hugo Chávez, Jiménez de Losantos cumple también con su rol de movilizador de multitudes hacia los actos que promueve la jerarquía eclesiástica en “defensa de la familia” y en los que se pueden oír discursos del papa Benedicto XVI en directo en un nuevo concepto de mitin global. En la última de estas manifestaciones, que tuvo lugar el pasado 30 de diciembre, los obispos llegaron a afirmar que el gobierno de Zapatero violaba “los derechos humanos” ante una multitud enardecida en las calles de Madrid.
Son también católicos movilizados por las ondas envenenadas de la COPE los que boicotean las clínicas abortistas, hasta el punto de que éstas por primera vez en la historia convocaron a un paro para protestar por el acoso, mientras llaman a los jueces y alcaldes a alegar “objeción de conciencia” para no casar a los homosexuales, en una clara apelación a la insubordinación civil contra una ley aprobada por el Parlamento. “Con Zapatero no hay libertad”, se queja ante sus acólitos cada mañana Jiménez de Losantos. Cómo sería si la hubiera...
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