Mar 10.09.2002

EL MUNDO

El Führer de Carintia se juega por el poder total

Joerg Haider, líder del xenófobo Partido de la Libertad en Austria, logró la salida de sus ministros rebeldes del gabinete, precipitando unas elecciones que lo relanzan al centro de la escena.

Por Ian Traynor
Desde Viena

El canciller austríaco Wolfgang Schuessel anunció ayer elecciones generales anticipadas, probablemente en noviembre, después de que los miembros de su socio minoritario, el derechista Partido de la Libertad, abandonaran el gabinete austríaco. Una campaña electoral pavimenta el camino para que el populista de extrema derecha Joerg Haider se ubique nuevamente vez en el centro de la escena, reasumiendo el liderazgo del partido y creando un debate con serias implicaciones para la Unión Europea en momentos en que se expande hacia el este.
Haider, que fue obligado por la indignación internacional a dejar el liderazgo del partido después que se uniera a los demócratas cristianos de Schuessel en el gobierno hace dos años, organizó un golpe de Estado interno durante el fin de semana, consiguiendo que 400 miembros exigieran cambios políticos a los miembros del partido dentro del gabinete. Susanne Riess-Passer, la vicecanciller, dos otros ministros y el jefe del caucus parlamentario del partido renunciaron antes que cumplir con sus exigencias. Haider convocó a un congreso del partido el 20 de octubre, en el que puede recuperar su liderazgo. En la elección es probable que se oponga a la expansión hacia el este de la Unión Europea, atacando especialmente a los checos por agravios que se remontan a la Segunda Guerra Mundial. “Hay muchos problemas irresueltos con la expansión de la Unión Europea hacia el este –dijo a una revista de noticias la semana pasada–. No debe existir una prohibición sobre la discusión.”
Haider también inyectará nueva vida al ambiente antiinmigratorio en Europa occidental, y se espera que conduzca una campaña demagógica con intención de capitalizar las ganancias electorales que tuvo la ultraderecha en Francia, los Países Bajos y Escandinavia a comienzos de este años. Schuessel consultó al presidente Thomas Klestil y anunció elecciones “en la fecha más próxima posible”, probablemente en noviembre, un año antes de lo programado. “Austria necesita una gobierno estable. Esa es mi responsabilidad como canciller”, dijo a los periodistas después de cancelar su presencia en una reunión de líderes de centroderecha presidida por Silvio Berlusconi, el primer ministro italiano. “Haider es el que elaboró su pacto de coalición conmigo. Yo hubiera esperado que lo defendiera con uñas y dientes”, añadió.
El drama en Viena cerró tres años tumultuosos en Austria, que incluyó un boicot sin precedentes de la Unión Europea a un Estado miembro en protesta por la entrada del Partido de la Libertad al gobierno de coalición en 2000 después de que obtuviera el 27 por ciento de los votos en las elecciones generales de octubre de 1999. Con Austria aislada, Haider entregó el liderazgo de su partido a Riess-Passer y se retiró de la escena nacional para gobernar Carintia, su provincia al sur, para evitarle a Austria las críticas internacionales que su prominencia había provocado. Durante los últimos dos años ha estado tratando de ocupar dos lugares al mismo tiempo, actuando, en efecto, como una dura oposición al gobierno mientras tenía a sus tenientes en el gabinete. Pero en la amarga lucha por el poder con Riess-Passer en las últimas semanas ha demostrado que sigue siendo el árbitro de su partido, poniendo a sus miembros del gabinete en la disyuntiva de hacer lo que él decía o dimitir.
No hay dudas de que ha logrado una victoria al forzar una elección anticipada, aunque está por verse si será el beneficiario de los votos. Alfred Gusenbauer, líder de los socialdemócratas, tradicionalmente el partido más fuerte en Austria, dijo que el “experimento azul-pardo”, la coalición entre el Partido de la Libertad y los demócratas cristianos “está terminada”. Los socialdemócratas tienen alrededor del 37 por ciento de apoyo en las encuestas públicas de opinión y el Partido de la Libertad alrededor de un 20 por ciento.
De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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