EL MUNDO › ARMANDO BORRERO
“Cedieron las FARC”
–¿Hubo modificaciones en las relaciones de fuerza tanto de las FARC como del ejército?
–En los últimos años el conflicto ha cambiado cuantitativa y cualitativamente. Cuantitativamente, se ha hecho más intenso y más confuso porque el tercer actor que son las Autodefensas Unidas de Colombia –los paramilitares– ha crecido mucho, ya tiene una presencia nacional muy fuerte, ha crecido exponencialmente en hombres y recursos. Las fuerzas del Estado han crecido también, se han profesionalizado más, el tamaño es considerable en equipo y tecnología. Ahora, con la crisis reciente del proceso de paz hubo una modificación en la relación gobierno-guerrilla. Las FARC no habían pagado nunca antes un costo por hablar con el gobierno, sino que era al revés, pero ese desequilibrio ahora se corrigió, en parte con esta prueba de fuego: por primera vez el gobierno hizo creíble que terminaba la zona de distensión si las FARC no modificaban su conducta en el sentido de desdecirse de los acuerdos que habían firmado. Por primera vez las FARC tuvieron que ceder en algo, porque en tres años y medio no habían cedido en nada.
–El endurecimiento de Pastrana ¿a quién favoreció?
–En general al país, porque hubiera sido muy grave que se terminara el proceso de paz y siempre es mejor al menos una negociación imperfecta.
–El canciller admitió que Pastrana le pidió a Bush apoyo militar no sólo en la lucha antidrogas, también en el conflicto con las guerrillas, ¿qué opina?
–En Colombia es completamente indistinguible la lucha contra todos los actores armados ilegales, sean guerrilleros, paramilitares o narcotraficantes. Todos tienen vinculación con el narcotráfico: sin éste no podría entenderse la extensión y profundidad del conflicto colombiano, porque es el que provee recursos; tanto las FARC como los paramilitares extorsionan a los narcotraficantes, cultivadores, y comerciantes, en las primeras etapas del negocio. No hay manera de distinguir la lucha contra el narcotráfico de la lucha contra la guerrilla o contra otros actores armados, porque ellos protegen el negocio.
–¿Qué consecuencias tendría una mayor intervención de fuerza militar de Estados Unidos?
–No creo que intervenga directamente en Colombia, sino que va a continuar brindando ayuda a las fuerzas militares en equipo, tecnología, aviones, armamento. Pero un involucramiento directo nadie lo espera, porque no podría garantizarse una operación exitosa.
–Pero se habló ya de un batallón de 1000 efectivos que protegerían la infraestructura de Colombia.
–La protección de la infraestructura actualmente inmoviliza a más de 50.000 soldados, la tercera parte del ejército. Un batallón sería mínimo en ese conjunto.
–Cuando usted hablaba del tercer grupo, los paramilitares, ¿podrían hoy día representar a la clase media colombiana?
–Algo muy peligroso que se da en los últimos años es que hay un grado de aceptación social muy alto de este tipo de grupos. En cambio la guerrilla no tiene soporte político, la mayor parte de la población está en contra de la guerrilla, pero igual con los recursos económicos que tienen pueden crecer y fortalecerse; a pesar de no tener apoyo social logran apoyo del campo mediante el control militar. Los métodos de la guerrilla colombiana han sido muy criminales, y eso hizo que grupos también criminales como los paramilitares cuenten cada vez con más aceptación social que trasciende las elites del campo. Cada vez más las elites urbanas manifiestan simpatía por esos movimientos, lo que repercute directamente en la deslegitimación del gobierno de Pastrana.
–El vínculo descubierto entre las FARC y el IRA, ¿podría anticipar un plan de guerrilla urbana?
–Ya hay presencia de guerrilla en las ciudades desde los años ochenta en Colombia, sólo que no han podido consolidar un movimiento importante. Enlas ciudades se tienen que convertir en sectas secretas, porque si hacen trabajo político abierto se descubren, apelan al terrorismo, reclutan mucho lumpen. Sin embargo, se dice que el IRA le está dando entrenamiento a algunos grupos de las FARC, sobre todo en tácticas de guerrilla urbana y explosivos. Pero creo que las FARC tienen muy poco que aprender de movimientos foráneos, tienen muchísima experiencia en muchos campos. Es probable -con los casos de detenidos de IRA- que estuvieran pidiendo un apoyo bien específico, en tecnología por ejemplo.
–¿Qué puede decir de la simpatía de Venezuela con las FARC, sería un modo de desestabilizar Colombia?
–Se sabe que hay simpatías, porque las FARC se han constituido en movimiento bolivariano como el de Chávez, pero no hay pruebas que haya apoyo en equipo militar.
–En estos tres años las FARC ¿podrían haber construido armas antiaéreas en la zona de distensión?
–Se habla mucho de la adquisición de misiles de origen ruso, y otras unidades de Nicaragua, pero no creo que material de Nicaragua que llegó hace una década todavía pueda estar activo. Hasta ahora no se ha producido ningún derribo de alguna aeronave con artillería reactiva, con cohetes antiaéreos.
–¿Cómo es la maquinaria de guerra de las FARC?
–Es una fuerza de 15 a 20 mil combatientes hombres armados, básicamente es una guerra en infantería de armamento liviano, tiene de modo creciente acompañamiento de morteros, etc y usan una artillería artesanal -cilindros de gas, por ejemplo- y misiles antitanques como armamento más común.
–¿Qué cree que va a pasar, habrá una confrontación mayor?
–Habrá cronograma y una agenda hasta agosto, pero creo que ahora el proceso va a quedar encaminado.