Mar 11.03.2008

EL MUNDO • SUBNOTA  › CóMO SE VIVE EN VENEZUELA EL CONFLICTO CON COLOMBIA

“Aquí nadie quiere la guerra”

Página/12 recorrió los barrios de Caracas y habló con su gente sobre el envío –y luego retiro– de tropas a la frontera.

› Por Martín Piqué

Desde Caracas

“Es mejor que hayan vuelto”, dice Alexander Rivero. Habla del regreso de las tropas que fueron movilizadas a la frontera. “Qué bueno que en la cumbre se hayan podido poner de acuerdo. Aquí nadie quiere la guerra.” Hasta que Página/12 se acercó para preguntarle por la crisis con Colombia, Rivero se estaba dedicando a lo suyo. Es decir, a promocionar los servicios de tres celulares enganchados con una cadenita. “¡Llamadas! ¡Llamadas”, ofrecía a los gritos. Su puesto de venta es la boca del subte de la estación Chacaíto, en el este de Caracas. De veinticinco años y el pelo al ras como los cantantes de reggaeton, Rivero invitaba a usar uno de los tres teléfonos “públicos” a un valor de 500 bolívares (menos de 25 centavos e dólar) el minuto. “Todos queremos la paz, somos todos hermanos latinoamericanos”, agrega al enterarse de que este cronista es argentino.

A un costado del locutorio callejero hay una pintada dedicada al presidente colombiano, Alvaro Uribe. “Uribe narcoterrorista”, dice. Y la firma una sigla “CSB”. CSB significa Coordinadora Simón Bolívar. Es uno de los movimientos sociales más fuertes del chavismo.

El regreso de las tropas desde la frontera está en todos los diarios. La cobertura de los medios vuelve a mostrar las distancias de una sociedad dividida. Chuao es un barrio con hoteles cinco estrellas, restaurantes caros y grandes autopistas que van hacia las urbanizaciones del este. En los hoteles entregan gratis los diarios a cada pasajero. En la portada se ve la estampa maciza de Guido Alejandro Antonini Wilson y una denuncia contra Rafael Ramírez, presidente de Pdvsa. Se trata del Sexto Poder, un diario visiblemente opositor al chavismo (en la tapa comenta que uno de sus periodistas lanzó su precandidatura a gobernador de Táchira por la “oposición democrática”). También propone un debate entre dos oficiales de las Fuerzas Armadas sobre la orden de Hugo Chávez para que se movilizaran diez batallones al límite con Colombia.

La decisión de Chávez generó dos posiciones entre los militares. Unos sostienen que fue una decisión correcta, porque debía garantizar la seguridad nacional ante un hecho probado de violación de la soberanía cometido por el país vecino. Otros consideran, con mayor o menor nivel de crítica, que haber enviado las diez unidades no fue una medida adecuada para aliviar el conflicto. Creen que cerrar la frontera contribuyó a agravar el desabastecimiento de alimentos. El gobierno mantiene aún una puja con los hipermercados por la aplicación de impuestos y de medidas contra la escalada de precios. Hace unos años que el Estado ha creado una red de distribución de alimentos alternativa a los supermercados. Son los llamados Pedevalito (por Pdvsa), mercados a precios populares creados por la empresa estatal de petróleo.

Caminar por el barrio Chuao es como pasearse delante de los bolos del bowling. Se puede sufrir un impacto mucho más peligroso que una bocha girando a toda velocidad. Las anchas avenidas, las calles sin semáforo y las autopistas son una amenaza. La solución, el taxi. David Martínez maneja el suyo desde hace varios años. Página/12 le pregunta qué piensa del conflicto con Colombia. Martínez tarda unos segundos en contestar. “Aquí la gente es despreocupada”, se queja. Propietario de su vehículo, Martínez está acostumbrado a llevar extranjeros por los hoteles del este. La mayoría de sus pasajeros son opositores a Chávez. “La gente no sabía de la gravedad del asunto”, dice mientras acelera por una autopista.

La avenida Río de Janeiro atraviesa dos de los barrios más acomodados de la ciudad: las Mercedes, la zona de las embajadas, y el citado Chuao. Es una zona donde nadie mira Venevisión, la cadena estatal. Son televidentes de Globovisión, la cadena de TV privada que se convirtió en el canal opositor tras la no renovación de la licencia de RCTV. Sobre la avenida Río de Janeiro se ven varios murales a favor de Chávez. “La misión barrio adentro brinda atención de calidad al pueblo venezolano”, se ve escrito con letras bien grandes. El mural no está allí por casualidad: marca el perímetro asignado al centro de salud “Salvador Allende”, una de las clínicas públicas creadas por Chávez para que atiendan los médicos cubanos. Supuestamente, en esos centros de salud sólo se atiende gente de bajos recursos. Hay quienes dicen que el gobierno instaló allí la clínica para desafiar a la clase media alta. En el programa La Hojilla, un programa político que transmite la cadena estatal todas las noches, suelen bromear sobre reconocidos opositores que van a atenderse allí pero se tapan la cara con toallas.

A varios kilómetros de allí, debajo de la estación del metro de Agua Salud, se ven muchos monoblocks y calles llenas de agitación. Venden diez plátanos a 5 mil bolívares. Como en Cuba, en Venezuela el plátano frito es el condimento preferido de la cerveza. De los edificios cuelga ropa y se asoman decenas de antenas de Direct TV. Es el barrio 23 de Enero, un complejo muy parecido a los edificios de Lugano 1 y 2. En este lugar el chavismo es muy fuerte: Chávez vota en una escuela de este barrio. En los paredones del barrio hay muchos graffiti. También murales. Una sigla se repite, la misma que se veía en Chacaíto: “CSB”. La Coordinadora Simón Bolívar es la organización social más extendida en la zona.

El dirigente de la Coordinadora se llama Juan Contreras. Tras pasar por un portón decorado con ilustraciones de Emiliano Zapata y Simón Bolívar, este diario entra a la sede principal de la CSB. Hay una radio comunitaria “94.7 Emisora Libre” y retratos de un militante muy querido que murió en un accidente, Freddy Parra. Contreras recibe a este cronista junto con Guadalupe Rodríguez, “Lupe”, para los amigos. Ellos conducen la única agrupación del chavismo que tras la muerte de Raúl Reyes salió a pintar las calles con consignas a favor de las FARC. “No son un grupo terrorista sino una organización revolucionaria”, dice Contreras. A su lado hay afiches con la cara de Reyes y la consigna “Raúl, una vida por la paz en Colombia”.

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