Un poblador aportó nuevas pistas sobre la salud de Ingrid Betancourt. La fuente citada por el diario El Tiempo dijo que las FARC trasladaron el 21 de febrero a la ex candidata presidencial a un centro de salud en un pueblo de la región selvática del Guaviare, en el sur de Colombia. Aunque ella apareció cubierta con un impermeable verde, demasiado flaca y amarilla, el informante, que no quiso identificarse por razones de seguridad, dijo que un campesino cercano a él pudo reconocerla. Las pistas fueron difundidas luego de que el viernes pasado Bogotá ofreciera liberar a guerrilleros presos a cambio de que las FARC entreguen a Betancourt.

El hecho ocurrió en una aldea conocida como El Capricho, según reveló un campesino a un amigo que luego acudió a la prensa local. En ese pueblito, el testigo involuntario le contó a su conocido que no pudo contener su angustia cuando vio caminar a Ingrid por el estrecho pasillo de un puesto de salud. La ex candidata, secuestrada en febrero de 2002 por las FARC, era llevada por dos guerrilleros hacia una de las tres habitaciones de la precaria posta médica, señaló el amigo del campesino. “La sostenían para que no se desvaneciera”, dijo.

Según la fuente, el silencio de Ingrid era sepulcral. “La mujer no hablaba, estaba casi sin aliento y contestaba al personal médico moviendo la cabeza cuando le preguntaban si le dolía parte del estómago que le tocaban”, añadió. Dos horas habría estado en una camilla, donde le pusieron suero y varias inyecciones, mientras tres guerrilleros vigilaban afuera. Asimismo, el testigo también confesó a su conocido el diagnóstico que le dieron a Betancourt. Este sería reservado, y al parecer la ex dirigente política tendría hepatitis B, leishmaniasis y paludismo.

Ante el deterioro creciente de la salud de Ingrid, los médicos sugirieron a la guerrilla una mejor atención para la rehén. “Los médicos pidieron un traslado inmediato de la paciente al hospital de San José del Guaviare, capital de la región, pero los secuestradores se negaron”, dijo la fuente. Los doctores, confesó el testigo a su amigo, creían que era necesario estabilizarla. Una vez rehidratada, los rebeldes se habrían internado nuevamente en la selva.

La reciente presencia de la guerrilla y Betancourt en El Capricho no sólo atrajo la atención de los medios. Junto a los rumores, también se expandió el temor en esa localidad desde que empezaron a llegar tropas del ejército para preguntar a los habitantes acerca de Ingrid. Por eso, el testigo le dijo a su amigo que tuvo que abandonar esa zona. Una denuncia reciente advierte que el pueblito ahora está militarizado y hay un constante hostigamiento contra el personal asistencial. Tal es así que el médico renunció y la enfermera auxiliar pide traslado.

El miedo a un desplazamiento masivo y a perder las tierras provocó una reunión de urgencia la semana pasada. Los apenas 400 campesinos que habitan en El Capricho escribieron una carta al presidente Alvaro Uribe, al gobernador de San José del Guaviare y al padre Manuel Mancera. Este último divulgó a la prensa que los pobladores habían visto a la ex candidata presidencial. “No se imagina lo que sentimos cuando oímos al padre Mancera por radio diciendo que los campesinos habíamos visto a Ingrid. ¡Dios mío! ¿Cómo pudieron decir eso si sólo alguno lo vio?”, dijo un lugareño.