En la esquina demócrata...

Raíces. Obama fue traído al mundo por una mujer blanca de Kansas y un keniano mujeriego, enviado a Hawai en un viaje de estudios. En realidad, su padre nunca abandonó a su primera esposa, Kezia, ni siquiera al casarse con la mamá de Obama. “Cómo y cuándo se casaron permanece un poco turbio. Es una cuenta pendiente que nunca tuve el suficiente coraje de explorar”, dijo Obama.

Pifies. Usualmente un modelo de discreción, Obama se disparó en su propio pie cuando dijo que cada vez que la economía va mal, los votantes rurales blancos se aferran a las armas y a la religión.

Libros. Si no estuviese en camino a la Casa Blanca, Obama fácilmente podría hacerse escritor. Sus memorias, Sueños de mi padre, escritas luego de convertirse en el primer editor negro de la Revista de Leyes de Harvard y antes de suspirar por la presidencia, han sido minadas por la evidencia de que fue joven consumidor de cocaína.

Un muerto en el placard. La tormenta desatada por el reverendo Jeremiah Wright, quien dijo que con el 11/9 Dios había condenado a Estados Unidos a causa de la esclavitud y el genocidio a los indios, casi voltea a Obama. Se espera que los republicanos vuelvan al tema, así como a su asociación con Tony Rezko, condenado por corrupción.

Supersticiones. Cuando Obama juega al básquet en un día de elección, gana. Jugó el día de los caucus de Iowa y las primarias de Carolina del Sur, y ganó las dos. No jugó el día de las primarias de New Hampshire y los caucus de Nevada, y perdió. Recientemente dijo en el programa 60 Minutos que ahora jugar al básquet en día de elecciones es una “regla”. Y sí, también jugó el martes.

Exterior. El ofrecimiento de Obama de dialogar con el presidente iraní perturba a los votantes judíos, aun cuando dos tercios de la gente tras el presidente norteamericano se reúne con líderes de países enemigos. En la ácida prueba electoral de Israel, Obama dijo: “No verán, en mi presidencia, ningún afloje en el compromiso con la seguridad de Israel”.

Y en la esquina republicana...

Raíces. Nacido en la zona del Canal de Panamá, McCain fue temperamental desde el principio: “Ante la menor provocación, me sacaba y me golpeaba la cabeza contra la pared hasta desmayarme”, admite. Su padre y su abuelo fueron almirantes condecorados. McCain fue torturado durante los cinco años y medio que estuvo preso en Vietnam después de ser derribado, pero les dio lo mejor que tenía.

Pifies. McCain tiende a confundir a los sunnitas con los chiítas y para muchos expertos en política exterior, sigue metiendo la pata en grandes temas.

Libros. McCain ha publicado unos cuantos libros, de los cuales el mejor es uno que está en la lista de los más vendidos del New York Times, La fe de mis padres. Coescrito con Mark Salter, es una buena lectura y cuenta la historia de tortura y sufrimiento en Vietnam y sus endiablados días como piloto de la Marina.

Un muerto en el placard. Parece difícil que pase una semana sin que algún muerto haga ruido en el armario de McCain. Si no es un importante miembro de su campaña que es echado por sus vínculos con lobbistas, son las inversiones de su esposa Cindy en compañías que operan en Sudán o los tratos ventajosos que hizo con inversionistas. El fue promocionado por el teleevangelista John Hagee, quien dijo que la Iglesia Católica es “la Gran Prostituta”.

Supersticiones. McCain siempre lleva consigo su compás de la suerte, su pluma de la suerte, su penique de la suerte y, a veces, su roca de la suerte.

Exterior. McCain está haciendo sonar los tambores de guerra y advirtiendo a los estadounidenses que Irán, con sus armas nucleares, podría amenazar a Israel. La retirada de tropas debilitaría a todo Medio Oriente. Está tratando de mostrar un Obama blando con el terrorismo, señalando que Hamas lo promociona para la Casa Blanca.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.

Traducción: Martiniano Nemirovsci.