Desde Washington

Sarah Palin regresó a Alaska para votar en su ciudad, Wasilla. Unos 40 partidarios le dieron la bienvenida a esta madre de cinco hijos en las puertas de la alcaldía de la ciudad de Wasilla y cantaron “Dios bendiga América” en su honor. El candidato presidencial republicano, John McCain, arrancó a Palin de una virtual oscuridad en agosto para convertirla en su compañera de fórmula y aplacar al sector más conservador de su partido.

Atractiva y políticamente batalladora, Palin fue un tónico para los conservadores que hicieron las reuniones de campaña a su lado. Atrajo más votantes a los mítines que McCain e hizo las críticas más mordaces aunque ineficaces de la campaña a los demócratas, especialmente acusando a Barack Obama de “andar con terroristas”.

Vestida con una parka y jeans, no había señales del guardarropa de 240.000 dólares que compró después de su nominación con fondos de la campaña McCain. Esta fiesta de compras cayó como un balde de agua fría a los votantes que estaban preocupados por sus empleos y casas durante la crisis económica más grande de Estados Unidos desde la Gran Depresión.

“Mañana espero, ruego, creo, que podré despertarme como vicepresidenta electa”, dijo la gobernadora de Alaska después de votar. Si su esperanza no se cumple, puede por lo menos regresar a su antiguo empleo sin que la sombra de una investigación étnica cuelgue sobre ella.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.