Después de diez años de inestabilidad política, los ecuatorianos disfrutaban ayer de una inusual sensación de paz para una víspera de una elección general. Como lo afirmaron a la mañana los observadores electorales locales y extranjeros, el país está en calma y todo indica que hoy los ecuatorianos votarán sin problemas ni disturbios. Pero la tranquilidad también tiene su raíz en el desencanto generalizado que primó en esta campaña electoral. Por un lado, la victoria del presidente Rafael Correa parece cantada. Según últimos sondeos, Correa, quien acarreó una popularidad cercana al 70 por ciento durante su gobierno, arrasará en las urnas y ampliará el poder del oficialismo en la mayoría del país. Por otro lado, la oposición, virulenta en 2007 y durante la reciente campaña para la ratificación de la nueva Constitución, está desolada y sin líder a la vista.

Gutiérrez fue elegido en 2004 en medio de una gran expectativa popular y de la mano de una alianza, inédita en el país, con el movimiento indígena. Pero al año el ex coronel, con pasado golpista, demostró que no era un hombre de palabra y rompió con los indígenas y los movimientos sociales y se alió con el empresariado, el FMI y la vieja partidocracia. Hoy llega a las urnas auspiciado, entre otras empresas, por el Banco de Pichincha, uno de los más grandes y poderosos del Ecuador.

Noboa, por su parte, es la cuarta vez que aspira a la presidencia, la última vez llegó a pelear la segunda vuelta con Correa. Es el hombre más rico del país y, según denuncian sus empleados y ex socios, uno de los mayores evasores de impuestos y explotadores laborales de la nación. En la campaña de 2006 se hacía llamar el elegido de Dios y regalaba sillas de ruedas a los inválidos en actos multitudinarios.

Los medios de comunicación, en cambio, son los que le han tratado de poner un poco de pimienta a la campaña. Ninguno de los diarios de más tirada le dedica más de un título y mejor sin foto al presidente Correa. Eso sí, sólo lo hacen para criticarlo. Ayer El Comercio, uno de los matutinos más importantes de la capital, atacó al presidente por haber participado de dos actos oficiales el viernes, a pesar de la vigencia de la veda electoral. “El Régimen no cesa su campaña”, tituló en tapa. Cansados de escuchar lo mismo durante dos años, la mayoría de los ecuatorianos sigue apoyando a Correa. No hay ecuatoriano, oficialista u opositor, que desconozca las mejoras en la atención de los hospitales públicos y la inversión en las escuelas del Estado.

El presidente recordó esos logros, pero centró su campaña en un tema clave para él: poner en práctica todo lo que promete y garantizar la nueva Constitución nacional.

Correa instaló la idea de que ahora es el turno de la Carta Magna y para eso necesita tiempo y apoyo. Parece que hoy lo va a conseguir.