Desde Quito

Mientras los resultados del Congreso y las autoridades locales siguen procesándose, la Corte Nacional Electoral (CNE) confirmó que Rafael Correa arrasó en todo el país, excepto la costa. “Aun con las encuestas a favor del oficialismo, la victoria en primera vuelta fue una sorpresa, algo histórico”, opinó el politólogo ecuatoriano y director del Centro de Investigación de los Movimientos Sociales del Ecuador (Cedime), Jorge León. Para el analista, los votos del domingo, sumados a la incapacidad de la oposición de articular un proyecto político propio, le dejaron libre el camino a Correa para profundizar sus reformas, en el tiempo y la forma que desee. “No veo mucho espacio para la negociación”, le dijo a Página/12.

A pesar de que la CNE adelantó que los resultados regionales tardarán 48 horas más, ayer nadie ponía en duda que el país, casi en su totalidad, era correísta. Los resultados de la Asamblea se mantenían ayer como el día anterior: 61 diputados para el oficialista Alianza País, 23 para la fuerza del ex presidente Lucio Gutiérrez, Sociedad Patriótica, siete para el Movimiento Nacional Democrático, seis para los socialcristianos y cuatro para el Prian del multimillonario Alvaro Noboa. Aún resta dirimir tres escaños, que, de volcarse a favor del oficialismo, podría darle la mayoría absoluta –63 legisladores– que necesita para avanzar sin problemas en las reformas que requiere la nueva Constitución, aprobada el año pasado.

En cuanto a las autoridades locales, prefectos (gobernadores) y alcaldes, ayer sólo fueron confirmadas las victorias del oficialismo en Pichincha y su capital, Quito, y el triunfo de la oposición en Guayas y su capital, Guayaquil. El resto aún se está definiendo. Según adelantó Correa ayer, sus aliados habrían ganado dos de las seis provincias de la Amazonía ecuatoriana (un bastión de Gutiérrez) y se habrían llevado la mayoría de los distritos de la sierra central.

Pero la fortaleza del gobierno y, principalmente de Correa, no sólo se basa en el caudal electoral que consiguió el domingo, sino también en la acefalía que atraviesa la oposición. Ayer, tras el anuncio de los primeros datos oficiales parciales, el ex presidente Gutiérrez se coronó como el nuevo líder nacional de la oposición. “El pueblo nos ha dado una altísima responsabilidad: liderar la oposición, y nosotros vamos a asumir esa responsabilidad con total entereza porque en Ecuador tiene que seguir primando la democracia”, anunció ante las cámaras de televisión ecuatorianas.

Ningún dirigente opositor lo confrontó, pero tampoco lo apoyaron públicamente. “Es innegable que el 30 por ciento que consiguió Gutiérrez fue la otra gran sorpresa de las elecciones. Antes, si un candidato tenía 20 por ciento de popularidad, podía llegar a ganar la Presidencia. Lucio superó por mucho ese umbral y eso le da legitimidad”, explicó León. Sin embargo, agregó rápidamente el analista, muchos de los que votaron por el ex presidente no lo hicieron porque lo apoyan, sino porque no tenían a nadie más a quien votar. “Fue un voto anti Correa y Noboa aparecía como un peor candidato”, señaló.

Como León, la mayoría de los analistas políticos en Ecuador no tienen muchas esperanzas en el liderazgo de Gutiérrez. “Una muestra de que la oposición no tiene ideas es que Lucio Gutiérrez es su líder”, aseguró el politólogo. Desde la noche del domingo, el ex presidente no ha dicho mucho, excepto volver a repetir las denuncias, que repitió hasta el hartazgo durante todos los meses de campaña. “Me comprometo a exigir que el presidente Correa explique de una vez por todas si recibió o no dinero del narcotráfico”, fue la respuesta del ex coronel, quien no reconoció formalmente los resultados oficiales, publicados ayer por la Corte Nacional Electoral.

“Esa será el tipo de oposición que tendremos; una oposición sin propuestas políticas, armada solamente con un discurso vengativo y revanchista –titubeó un segundo antes de presentar su pronóstico final–. En otras palabras, Correa no tendrá una oposición seria.”