EL MUNDO • SUBNOTA › LOS ALIADOS DE LóPEZ OBRADOR
› Por G. A. A
Desde México, D.F.
Para Andrés Manuel López Obrador, el saldo de las elecciones intermedias en México es tan contradictorio como él mismo. Podría decirse que se apuntó un triunfo, pues apostaba a que al menos una de las dos agrupaciones que lo apoyan y para las que hizo campaña, el Partido del Trabajo o Convergencia, conservaran el registro para participar en las elecciones presidenciales de 2012. Ambas lo consiguieron. Pero es una víctoria pírrica: seguramente será postulado por esos dos partidos dentro de tres años, pero ya no contará con el PRD.
La plataforma de López Obrador en 2006, cuando se quedó a 244,934 votos de ganar la Presidencia de la República (una diferencia de apenas 0,58 puntos porcentuales), está resquebrajada. El Frente Amplio Progresista que lo postuló se ha reducido al PT y Convergencia, que ahora apenas captaron 6,18 por ciento de los votos. El PRD no sólo se ha alejado de López Obrador, está a punto de expulsarlo. “Los perredeístas que apoyaron a otros partidos políticos en el proceso electoral que hoy culmina quedan fuera”, declaró la noche del domingo Jesús Ortega, dirigente nacional perredista.
La disputa interna por el control del partido y el alejamiento de López Obrador desplomaron al PRD, que sólo alcanzó poco más del 12 por ciento de los votos emitidos anteayer en México, cuatro puntos por debajo incluso de su piso histórico, que le valieron para ganar apenas 40 de los 300 distritos en pugna. Según cálculos conservadores, con estas cifras, y gracias al sistema de sobrerrepresentación, los perredistas podrían alcanzar un total de 67 diputados, es decir, 59 menos que los que tienen en este momento. Este es el peor resultado para el PRD desde 2000, y el segundo más bajo desde su primera participación electoral en 1991.
El PRD ha tenido una historia de altibajos en su representación en la Cámara de Diputados, donde ha sido segunda fuerza en 1997 y en 2006. Sin embargo, en ninguno de esos casos ha sabido aprovechar esa posición y ha sido fácilmente rebasado por la derecha, mediante las alianzas legislativas entre PRI y PAN, que desde hace más de una década han sumado sus votos para hacer mayoría absoluta sin tener que negociar mayormente con la izquierda.
En las elecciones presidenciales de 2006, la candidatura de Andrés Manuel López Obrador empujó al PRD en el Congreso, en el que tuvo el 25,2 por ciento de los diputados, es decir, 126. Ahora, regresó a la tercera posición y es uno de los grandes perdedores, pues sus 67 diputados serán una oposición meramente testimonial y nada más resultarán útiles para la nueva mayoría camaral –integrada por el PRI con el apoyo del PVEM– cuando se requiera reunir a las dos terceras partes de la Cámara de Diputados para integrar una mayoría calificada.
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