La OEA llega hoy a Honduras para negociar una salida a la crisis. La restitución del presidente Manuel Zelaya y la legitimación de las próximas elecciones están sobre la mesa. Se trabaja contrarreloj. La cita será a partir de las 10.30 hora local en un hotel céntrico de Tegucigalpa. Comandada por el secretario general del organismo, José Miguel Insulza, la misión sumó ayer a un peso pesado: a última hora, Estados Unidos confirmó que Thomas Shannon, subsecretario de Estado para América latina, era de la partida. Sobre el terreno, Zelaya ya dejó sentir su desconfianza y lanzó una advertencia. “Alertamos a la OEA que no se siga prestando a la maniobra de prolongar la dictadura por más de cien días”, señaló el mandatario. “La OEA debe aclarar su posición, está muy suave, está mostrando mucha suavidad con el régimen. Es muy complaciente su posición con los dictadores”, denunció Zelaya desde su refugio en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa.

Hace algunos días, en una fecha sin precisar, Insulza, según él mismo admitió, se reunió en secreto con el dictador Roberto Micheletti en la base militar estadounidense de Palmerola, a 80 kilómetros de Tegucigalpa. Ayer, según publicó el diario hondureño progolpista La Tribuna, el diplomático chileno habría declarado que la delegación no intentaría imponer a toda costa el Acuerdo de San José, que incluye como primer punto la restitución del mandatario derrocado. El propio Micheletti, a su turno, deslizó el lunes, por primera vez, que podría aceptar una restitución de Zelaya, pero sólo luego de las elecciones y con un presidente electo listo para asumir.

Por eso Zelaya desconfía. “El único objetivo de la OEA debe ser firmar el Plan Arias. Si se trata solamente de seguir discutiendo bizantinamente temas infinitos, los gobiernos americanos van a perder mucho de su credibilidad”, lanzó en declaraciones a la radio venezolana Unión Radio. E insistió sobre su restitución: “Estamos abiertos al diálogo, pero no a negociar la soberanía del pueblo por un acuerdo entre élites”.

Sea como sea, Zelaya designó ayer a sus representantes para el diálogo. Tres de ellos pertenecen al ámbito político y cinco a la resistencia popular. En el primer grupo se encuentran Víctor Meza, su ministro de Gobernación; Patricia Licona, vicecanciller, y Milton Jiménez, ex presidente de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros. Entre los segundos, se cuentan los candidatos a la presidencia Carlos Reyes (independiente) y César Ham, por el partido de izquierda Unificación Democrática, y los sindicalistas Israel Salinas y Juan Barahona, así como el dirigente campesino Rafael Alegría, todos coordinadores del Frente de Resistencia contra el Golpe.

Micheletti no anunció todavía quiénes serán sus delegados. “Tenemos ya un grupo de hombres que está platicando con otro grupo de la resistencia y creo que vamos por buen camino”, aseguró el dictador.