Para la ONU la política de expansión israelí en Jerusalén oriental es contraproducente. “Es tiempo de cambiar la dirección”, reclamó ayer desde la sede en Nueva York el secretario general de la organización, Ban Ki-moon. El diplomático surcoreano volvió a condenar la decisión de Tel Aviv de construir 1600 viviendas en la llamada Jerusalén oriental, de mayoría palestina y ocupada por Israel desde la Guerra de los Seis Días en 1967. Desde El Cairo, la alta representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Catherine Ashton, se sumó a las condenas internacionales. “Los asentamientos son ilegales, constituyen obstáculos para la paz y amenazan hacer imposible la solución de dos Estados”, sentenció. Desde Berlín, Angela Merkel le pidió a Tel Aviv que adopte una actitud más constructiva. A tres días de viajar a Moscú para discutir el conflicto en la reunión del llamado Cuarteto –Estados Unidos, Rusia, Unión Europea y Naciones Unidas–, el secretario general de la ONU no sólo destacó la expansión de los asentamientos judíos en territorios ocupados, sino también el inalterable bloqueo israelí a la Franja de Gaza. Después de su paso por Moscú, Ban viajará a Israel, Cisjordania y, por último, a Gaza. Allá, adelantó, buscará comprobar los efectos del bloqueo sobre los esfuerzos de reconstrucción, después de la invasión israelí de diciembre de 2008 y enero de 2009 que dejó 1400 muertos, millonarias pérdidas en infraestructura y sepultó hasta el día de hoy el proceso de paz.

Ban criticó los asentamientos en una tensa conversación telefónica ayer con el canciller israelí Avigdor Lieberman.