EL MUNDO • SUBNOTA › PRIMARIAS EN TRES ESTADOS DE EE.UU.
› Por D. U.
El humor ácido de los votantes estadounidenses le asestó ayer un nuevo golpe a Washington, justo cuando el país empieza a salir de la peor recesión de las últimas siete décadas. El martes candidatos antiestablishment desplazaron a las figuras que apoyaban las dirigencias de los dos partidos, el Demócrata y el Republicano, en las primarias legislativas en dos estados claves, Pennsylvania y Kentucky.
En Pennsylvania los votantes que participaron de la primaria demócrata le dieron la espalda al veterano senador Arlen Specter, quien el año pasado había cruzado de vereda desde el Partido Republicano, amenazado por la derechización de la cúpula de su fuerza. En cambio, le dieron la victoria a Joe Sestak, un ex vicealmirante de la marina y un congresista nacional.
Las primarias sirven sólo para seleccionar a los candidatos que se presentarán a las elecciones legislativas de medio término en noviembre próximo, en las que se renovará toda la Cámara de Representantes y un tercio de las bancas del Senado. Sin embargo, la seguidilla de elecciones que comenzó esta semana también es un buen barómetro del sentimiento popular imperante. El martes el sentimiento fue de rechazo y enojo hacia los más moderados y los senadores y congresistas que van por la reelección.
La derrota de Specter, una figura obligada de la escena política de Pennsylvania de las últimas tres décadas, se sintió como un fuerte revés para el presidente Barack Obama, quien durante la campaña lo apoyó abiertamente. El resultado de esa primaria sugiere que Obama, quien fue elegido bajo el mismo mensaje de cambio hace apenas 18 meses, no le está ofreciendo un clima de popularidad favorable a sus correligionarios. En algunos casos, inclusive, el apoyo del presidente podría perjudicar las chances de los candidatos demócratas al Capitolio.
Pero los resultados de las primarias del martes también fueron decepcionantes para el liderazgo republicano. Mitch McConnell, el jefe de la minoría en el Senado, también recibió un cachetazo, cuando el candidato al que él había apoyado para su estado, Kentucky, perdió a manos de Rand Paul, un novato en la política, cuyo padre es Ron Paul, un ex precandidato presidencial del estado de Texas. Paul hijo se presentó y dirigió toda su campaña gracias al apoyo del movimiento ultraconservador Tea Party.
Algunos avisoran la víspera de una guerra civil dentro del campo republicano con el crecimiento sin fin del movimiento Tea Party. Mientras la mayoría de los miembros del movimiento dicen aborrecer las políticas del presidente Obama –lo acusan de expandir el gobierno y el gasto público de una forma irresponsable–, también denuncian a los republicanos en Washington por complicidad. Para los centristas, especialmente los legisladores republicanos moderados, el miedo a una derrota total en noviembre es cada día más fuerte.
En Arkansas, el tercer estado que realizó sus primarias esta semana, la vulnerabilidad de los moderados y los candidatos a reelegirse también se registró, aunque no de forma tan marcada. La senadora demócrata Blanche Lincoln apenas sobrevivió a su primaria. Ganó, pero no alcanzó el margen del 50 por ciento requerido para evitar una segunda vuelta.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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