EL MUNDO • SUBNOTA › OPINIóN
› Por Mercedes López San Miguel
Juan Manuel Santos está implicado en varios de los escándalos del gobierno de Alvaro Uribe. Cuando era ministro de Defensa, el ejército ejecutó a cientos de civiles jóvenes para hacerlos pasar como guerrilleros, los llamados “falsos positivos”. En 2008, Santos fue el director del bombardeo a las FARC en terreno ecuatoriano, que provocó la ruptura de las relaciones diplomáticas con el vecino país. Todavía hoy, Santos responde con evasivas cuando se le pregunta por las escuchas ilegales dirigidas por el organismo de inteligencia colombiana DAS en seguimientos a opositores, jueces y defensores de derechos humanos. Su perfil contrasta con el del matemático Antanas Mockus. La novedad más importante que aporta el candidato verde es su propuesta de volver a la legalidad, a la institucionalidad y al respeto por la democracia. Mockus es la imagen de la transparencia y la honestidad en la política colombiana. Curiosamente, pese a estilos tan antagónicos, los programas de gobierno de ambos candidatos encuentran puntos en común.
Santos propone continuar el modelo neoliberal con el cual el país creció a la misma velocidad que la brecha entre ricos y pobres. Mockus parece no cuestionar las políticas de libre mercado, opina el politólogo colombiano Fernando Giraldo. “En los últimos ocho años, la riqueza aumentó y se concentró en pocas manos. El gobierno se dedicó a construir seguridad y garantizar la inversión extranjera, sin atender el problema de la pobreza. Santos dijo que mantendrá los programas asistencialistas; hasta ahora, Mockus sólo planteó que se necesitan más impuestos para desarrollar políticas sociales.”
Durante la campaña, Santos y Mockus restringieron sus opiniones sobre política exterior a los siguientes tópicos:
- Mantener las actuales relaciones con Estados Unidos. El explícito apoyo a la instalación de bases norteamericanas en Colombia y la firma del tratado de libre comercio.
- Mejorar las relaciones con Venezuela. Ambos aseguran que intentarán restablecer el vínculo diplomático y descongelar el comercio con el gobierno de Hugo Chávez.
- Restablecer los vínculos diplomáticos con Ecuador, deteriorados desde que Santos dirigió el ataque al campamento de las FARC en suelo ecuatoriano.
He aquí una diferencia sustancial entre los candidatos. Mockus señaló que no atacaría la soberanía territorial y respetaría los tratados internacionales. Para Santos fue legítima la operación y la justificó con el asesinato del número dos de la guerrilla, Raúl Reyes, considerado un logro.
Sea quien fuere el que gane, tanto Santos como Mockus darán continuidad a la política de “seguridad democrática”, la estrategia para combatir la insurgencia. Sin embargo, el candidato de la flor insiste en que quiere restablecer la legalidad. Pero, ¿cómo continuar con una política que estuvo basada en la ilegalidad? Giraldo subraya esa contradicción. “Lo paradójico es que el éxito de la seguridad se logró en la ilegalidad. El mensaje de Mockus es que le gusta la democracia, pero se puede coquetear con el autoritarismo. Es lo paradójico de la sociedad colombiana: Uribe nos resuelve el problema de las FARC, entonces le perdonamos la corrupción, los crímenes a sindicalistas, la parapolítica, el espionaje a las ONG, políticos y organizaciones de derechos humanos.”
Uribe deja la Casa de Nariño con un 70 por ciento de aprobación. Sí: el uribismo se fragmenta y muestra capacidad para articularse.
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