EL MUNDO • SUBNOTA › LOS OPOSITORES LE APUNTAN A SIRTE, BASTIóN DE LA RESISTENCIA DE LOS LEALES A KHADAFI
Recuperaron la posesión de los dos territorios clave en cuanto a producción de petróleo libia: Ran Lanuf y Brega. Entre ambos alcanzaron 1,5 millón de barriles de crudo por día.
› Por Kim Sengupta y Donald Macintyre *
La última vez que los rebeldes se lanzaron a liberar la ciudad de Bin Jawad, en el lejano oeste libio, la misión acabó en un desastre: sus luchadores se dirigieron hacia una emboscada asesina en la que murieron 70 hombres, y fueron forzados a establecer una peligrosa retirada que casi acaba con la campaña entera. Pero ayer regresaron a ese territorio. Esta vez el poder occidental, que destruyó casi toda la flota aérea y la artillería de guerra del régimen de Muammar Khadafi, modificó el estado de ánimo de la oposición al régimen. Sin ir más lejos, dos grandes explosiones se oyeron ayer en Trípoli, la capital libia. Los ojos de los rebeldes apuntaban a Sirte, la ciudad en la que nació el coronel Muammar Khadafi y que, en el último tiempo, se convirtió en el centro de la resistencia de los leales.
Tras ese bastión, sólo queda una meta más: la capital. Ayer, en Bin Jawad no había rastros del enemigo. Y una excursión desde allí hasta Sirte no reveló preparación alguna por parte de los leales a Khadafi para detener la avanzada rebelde. Lejos en el horizonte, vehículos militares, incluidos dos tanques de guerra en aparente buen estado, atravesaban el desierto hacia el pueblo de Beni Walid, en el extremo este.
El momento de cambio es palpable. Los rebeldes recuperaron la posesión de los dos territorios clave en cuanto a producción de petróleo libia: Ran Lanuf y Brega. Entre ambos alcanzaron una producción diaria de 1,5 millón de barriles de crudo. Si bien la administración provisional de la oposición aseguró que Qatar se convertiría en comprador, la restauración de la producción será extremadamente difícil hasta tanto los extranjeros que gerenciaban las plantas regresen al país.
Los rebeldes estaban listos para dar el golpe en Trípoli, pero debieron abandonar ese plan debido a su ineptitud y al nivel de organización y disciplina de sus oponentes, que les era marcadamente superior. Pero el modo en que los soldados del régimen comenzaron a esfumarse ayer demostró que los leales ya no estuvieron capacitados para enfrentar al poder con el que la oposición cuenta hoy, bajo el manto protector de las fuerzas internacionales.
Las razones por las que los leales a Khadafi abandonaron el plan de lucha son demasiado evidentes. Por segunda semana consecutiva, había cuerpos que yacían desparramados, quemados y desmembrados entre tanques y camiones, en interminables campos de matorrales. Lo que cambió desde la última semana fue la cantidad de municiones y de artillería con la que contaban, con lo cual simplemente abandonaron sus puestos.
También por segunda semana consecutiva, las fuerzas rebeldes se entretuvieron fotografiándose entre las ruinas cuando deberían haber mantenido la presión en el avance. Algunos incluso llevaron a sus familias a caminar entre los cuerpos sin vida.
Sólo unos pocos líderes comenzaron a emerger desde la rebelión del 17 de febrero, en su mayoría entre el grupo de militares que renunciaron a continuar trabajando para el régimen y que insistían en la idea de que una nueva realidad surgiría en Libia, para lo que era importante aprender de los errores cometidos en el pasado.
El mayor Amar Bashir participó de la primera batalla para liberar a Ras Lanuf y Bin Jawad, pero regresó a su hogar en Tobruk, desilusionado con lo que había ocurrido luego. “Fue muy difícil llevar a cabo cualquier tipo de planificación; teníamos graves problemas de comunicación y logística. Sentí que no había demasiado que pudiera hacer y me fui”, comentó. “Pero luego me sentí mal porque estaba en casa mientras otros luchaban y morían por nuestra revolución, así que regresé al lugar de batalla”, concluyó.
“Hubo problemas, los miembros de Shabaab –un grupo radical islamista– eran muy entusiastas, pero no son soldados profesionales y algunos simplemente se negaban a recibir órdenes”, apuntó.
Algunos integrantes de Shabaab denunciaron que las primeras derrotas en Bin Jawad y en Brega se debieron a la colaboración de grupos de habitantes de esas localidades con el régimen. Pero es difícil encontrar pruebas de ello. Lo que emergió, y continúa haciéndolo sin pausa, son signos de abuso de parte de las fuerzas del coronel Khadafi.
* De The Independent de Gran Bretaña, especial para Página/12.
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