EL MUNDO • SUBNOTA › LEA TSEMEL, ABOGADA DE PALESTINOS EN ISRAEL
› Por Ailín Bullentini
Con más de 60 años, Lea Tsemel no para de leer expedientes, visitar cárceles y discutir frente a jueces y fiscales en Israel. Allí nació, allí vive y allí defiende a palestinos condenados y en proceso judicial por razones políticas. “Se penaliza a palestinos por reaccionar ante un ataque de Israel que es sistemático desde hace más de cuarenta años: la ocupación de su territorio”, apuntó la abogada. Son cerca de diez mil los palestinos presos en Israel, aseguró a Página/12: “Algunos condenados, otros esperan por un juicio y otros son encerrados eternamente sin proceso”, confió. La mujer descubrió su pasión durante la Guerra de los Seis Días, cuando Israel se lanzó sobre tierras en las que se emplazaba el pueblo palestino. “En vez de ‘defender lo que era nuestro’, como se excusaba la clase política, pisoteamos la historia y los derechos de una nación. Por eso creo que la victoria que alzamos entonces es en realidad nuestro problema más fatal ahora. Por eso defiendo a los integrantes de ese pueblo. Y por eso pienso que si mi país no reconsidera la paz con Palestina, Israel se cavará su propia tumba en Medio Oriente”, remarcó.
–¿Qué clase de casos defiende?
–Los palestinos encarcelados, juzgados o condenados están en ese estado por razones políticas, aunque también los hay por cuestiones sociales. Sin embargo, la base de ambas situaciones es una sola: el reclamo, la bronca o incluso ninguna reacción más que el hecho de ser palestino en relación con la ocupación del territorio palestino por Israel. Defendí a un nene condenado por haber escrito en una pared o tirar una piedra a un soldado; a personas castigadas por formar parte de una organización, por llevar a cabo una operación militar. Todo tiene que ver con lo mismo. Y el sistema judicial de Israel los califica a todos bajo un gran delito: actividad hostil terrorista. Los prisioneros tienen menos derechos que un criminal común e israelí. Las mujeres, los hombres y los niños palestinos (penalizados a partir de los doce años) no reciben visitas en el encierro, no cuentan con trabajadores sociales o abogados de oficio.
–¿Cuáles son las dificultades más grandes a la hora de defender a palestinos?
–La parte de la interrogación es la más complicada. Durante muchos años, los servicios de inteligencia y seguridad israelíes torturaban a los palestinos a quienes interrogaban. El sistema de Justicia israelí prohibió la tortura, pero esa orden no se aplica en un ciento por ciento. En realidad, gran parte de los miembros de la corte se manejan en base a los lineamientos políticos. El ejército en muchas ocasiones desoye a la Corte, también por motivos políticos. Cuando los casos son complicados, tratamos de acudir a organismos internacionales defensores de los derechos humanos; hay varios y nos ayudan mucho.
–¿Existen diferencias entre las penas de prisioneros criminales y las de los presos políticos?
–Por supuesto. Las condenas por casos políticos son muy severas. Lanzar una bomba molotov a un patrullero está penado con tres años de cárcel, dependiendo de la edad. Por cavar un túnel entre Gaza e Israel, la sentencia corre entre 12 y 15 años; disparar un arma de fuego o matar a alguien, sobrepasa los 18 años.
–¿Tiene una estrategia particular de defensa?
–Es muy difícil tenerla. Los castigos son muy altos. Pero hay una base: como los casos son completamente políticos, la defensa debe ser, por ende, completamente política. Como objetivo principal, es la búsqueda de una reducción de la pena que sea lo más grande posible.
–¿Qué derechos del pueblo palestino son violados por Israel?
–Muchísimos. Son cuarenta años de ocupación de territorio de otro país, de expropiación de recursos naturales, de destrucción de las edificaciones pertenecientes al pueblo violentado. Los palestinos viven un apartheid desde que Israel ocupó sus territorios. Traslada a palestinos a cárceles, centros de detención y campos militares; los juzga por una ley que les es ajena y los trata como sujetos de segunda. El objetivo es quebrar la identidad palestina, romper con ese pueblo por donde puedan. Israel dice haberse retirado de la Franja de Gaza, pero la sigue controlando de hecho.
–¿Es difícil para usted defender a palestinos viviendo en Israel?
–No. Es difícil para la sociedad que me rodea el hecho de que alguien como ellos defienda al “enemigo”, como ellos lo consideran. Me identifican con los palestinos y eso les cae pésimo. Pero para mí no existe ninguna dificultad. Considero que cada persona en el mundo tiene el derecho de oponerse a la ocupación de su territorio. Palestina no es el enemigo, aunque desde la dirigencia política se fomente esa creencia. Los políticos no comprenden que la única posibilidad del Estado de Israel de seguir existiendo en Medio Oriente es que haga la paz no sólo con Palestina, sino con el resto de sus vecinos árabes. La marcha atrás en la ocupación de territorios y el permitir que Palestina tenga su espacio y sea libre es vital para eso.
–¿El discurso de Obama cambiará en algo la situación?
–Si solo se trata de palabras y no de actos concretos, no, en absoluto. Cuando Obama resultó electo, muchos tenían la esperanza de que finalmente Estados Unidos mostrara sus músculos y acabara de financiar a Israel, terminara de apoyarlo ridículamente en la ONU. Con su apoyo, mi país logra mantener al pueblo palestino débil, disminuido.
–Si Israel no reacciona rápido ante el conflicto, ¿empeorará la situación?
–Por supuesto, las relaciones entre ambas naciones empeoran día a día. La continuidad de la ocupación está causando el fortalecimiento de un movimiento religioso extremista musulmán que está ganando terreno entre los palestinos.
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