EL MUNDO • SUBNOTA › EL DIRECTOR DE FLACSO HABLA SOBRE HONDURAS
› Por Mercedes López San Miguel
Francisco Rojas Aravena, secretario general de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), habló con Página/12 de dos regresos. Por un lado, el retorno a Honduras esta semana del ex presidente derrocado Manuel Zelaya. Por el otro, el reingreso del país centroamericano a la Organización de Estados Americanos votado ayer. Para el director de la reconocida institución académica con sede en Costa Rica, y doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Utrecht (Holanda), ambas novedades son positivas, ya que fortalecen la frágil institucionalidad del país y, por extensión, de la región.
–¿Cómo interpreta esta vuelta de Honduras a la OEA?
–Honduras fue un caso particular en el cual la respuesta democrática latinoamericana fue esencial y estuvo a punto de revertir el golpe. Pero la alianza entre la oposición conservadora en los Estados Unidos y los golpistas hondureños permitió que la dictadura de (Roberto) Micheletti se afirmara en el poder. Esto tuvo como consecuencia práctica que los republicanos bloquearan casi un año el nombramiento de Arturo Valenzuela a cargo de América latina y de Thomas Shannon como embajador en Brasil. Al final, en menos de dos años el golpe fue revertido por las propias elecciones que hubo en Honduras y el retorno del presidente Manuel Zelaya. Hoy día, Lobo y Zelaya encaran la tarea de reconciliar el país, de volver a ponerlo en una senda en la que la democracia sea lo primordial, mirando hacia el futuro y evitando la polarización. En esto el liderazgo de José Miguel Insulza (secretario general de la OEA) y de países como Argentina, Brasil y Costa Rica fueron esenciales para poder buscar soluciones frente a un hecho gravísimo como fue el golpe de Estado. Que hoy los cancilleres resolvieran el reingreso de Honduras a la OEA muestra que la institucionalidad es clave. Y que los avances democráticos se producen si hay institucionalidad, tanto en el país como en la región.
–En un primer momento Valenzuela dijo que hubo un golpe de Estado. pero después evitó usar ese término. Y apoyó las elecciones en Honduras, consiguiendo que lo nombraran.
–El presidente Obama fue quien señaló que lo que sucedió era inaceptable y mantuvo el término de “golpe de Estado”. Si lo hubiera hecho Valenzuela o Hillary Clinton, Estados Unidos le hubiera quitado toda la ayuda a Honduras. Es decir, había una concatenación entre calificar el hecho y las medidas a tomar.
–¿No cree legítimo el planteo de Ecuador de que debiera haber un castigo a los golpistas?
–Aquí hablo más como chileno. Nosotros aprendimos con Patricio Aylwin a avanzar en la democracia en la medida de lo posible. Siempre llega el castigo a los golpistas. Pinochet creía que se quedaba ocho años más en el gobierno, pero con un lápiz se le dijo que No en el plebiscito. Finalmente, estuvo detenido y condenado por la Justicia internacional. En el caso de Honduras ocurrirá algo así. La postura de Ecuador la vinculo más al hecho dramático que vivió el presidente Rafael Correa en septiembre pasado. Por lo tanto, sería malo confundir la situación ecuatoriana con la hondureña.
–En Honduras se instaló una dictadura, en Ecuador el intento de golpe se vio frustrado...
–En Ecuador hubo una insurrección policial, pero las fuerzas armadas fueron leales al presidente. El ministro de Defensa coordinó las acciones que resolvieron el problema. Ha estado trabajando la justicia y condenando a los responsables. Son situaciones muy distintas.
–La Comisión de Verdad, de la que forma parte Adolfo Pérez Esquivel, señala que sigue habiendo represión en Honduras e incluso amenazas a los miembros de esa comisión. ¿En dónde quedan estas denuncias?
–La denuncia que hacen organizaciones de derechos humanos en Honduras tiene una gran importancia, porque los activistas humanitarios han sido perseguidos, sobre todo en el interior del país. El nivel de violencia que hay en ese país, donde los homicidios dolosos superan los 60 por cada 100 mil habitantes, hace que haya muchos asesinatos que no sólo quedan impunes, sino que no se conocen sus orígenes. Hay crímenes del narcotráfico, hay crímenes por parte de la represión y la única forma de resolver este panorama es con más democracia y más institucionalidad. El acuerdo entre Lobo y Zelaya debe apuntar a esto. Vale destacar el rol que cumplieron los presidentes de Colombia y Venezuela: Santos y Chávez fueron actores fundamentales para lograr la estabilidad de la región. En un principio Chávez se oponía firmemente a reconocer a Lobo y Colombia con el mandatario Uribe buscaba la reincorporación inmediata de Honduras a la OEA. En este último tiempo, ambos países abrieron este espacio de diálogo y le señalaron las condiciones al presidente Lobo, como que solucione el problema judicial contra Zelaya para que pueda volver.
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