Marine Le Pen está a un paso de alcanzar su proyecto: hacer explotar el sistema político. Todavía le falta un tramo, pero lo que tiene más cerca es la explosión de la derecha gobernante, el partido UMP (Unión por una Mayoría Popular), creado por Nicolas Sarkozy. Con el 20 por ciento de los votos obtenidos en la primera vuelta, la hija del fundador del ultraderechista Frente Nacional está también por darle la razón a la estrategia del principal consejero de Sarkozy, Patrick Buisson. Este hombre oriundo de la extrema derecha pugna por la unión de todas las derechas para “regenerar la sociedad”. A apenas seis puntos del presidente francés, Marine Le Pen tiene los medios de hacer volar en pedazos la plataforma de la derecha clásica, en cuyo seno cohabitan una derecha conservadora-liberal y una derecha social. Los militantes del Frente Nacional reunidos anoche en una sala de conciertos del distrito 15 de París estaban exaltados con la idea y la perspectiva de abordar el barco de la UMP. Le Pen instaló lo que ella misma llamó un “marinismo sin complejos”, es decir, la aceptación del Frente Nacional como un partido más, sin el aura diabólica que acompañó lo años en que su padre fundó y dirigió el partido.

“Esta victoria prueba que los franceses adhieren cada vez más al Frente Nacional, y en todos los temas”, decía anoche Jean-Michel Dubois, el tesorero de la campaña del FN. Marine Le Pen reivindicó mucho más, y no le faltó razón. En un momento, el FN le impuso a Sarkozy los temas de la campaña. Marine Le Pen se define como “el centro de gravedad”, la mujer que, según ella, obligó a Sarkozy a “hablar de los olvidados”, de la carne halal (carne tratada según el rito musulmán) y del peligro que representaba para Francia la visita de varios predicadores musulmanes. Nada tienen que ver estos temas con la economía, el desempleo, la crisis, la educación o la justicia, pero son los temas centrales de la agenda del FN. Desde que Marine tomó las riendas del partido de su padre en enero de 2002, la líder frentista camina con una obsesión: hacer explotar a la UMP de Sarkozy aprovechando su derrota en las presidenciales. “Nicolas Sarkozy no tiene ninguna posibilidad de ganar. Se irá dejando un campo de ruinas”, dijo hace poco la hija de Le Pen. De hecho, la victoria de Hollande es una pieza de esa reconstrucción de la derecha por la que trabaja la ultraderecha. Los analistas convergen en un punto: Marine Le Pen hará todo lo que está a su alcance para que pierda Sarkozy.