EL MUNDO
• SUBNOTA › HABLA JACQUES VERGES, PRINCIPAL ASESOR LEGAL DE LA DEFENSA
“Esto es una verdadera Corte marcial”
Por Eduardo Febbro
Desde París
El abogado Jacques Vergès mira con los ojos del zorro que conoce la profundidad del bosque. Detrás de sus gruesos anteojos, los ojos de este abogado defensor del dirigente nazi Klaus Barbie y del terrorista venezolano Carlos Illich Sánchez, alias el Chacal, parecen dos cuchillos afilados. A sus 76 años, Jacques Vergès mantiene intacta su “estrategia de ruptura” con el mundo “oficial” y hoy se apresta a protagonizar una de esas defensas que hicieron de él el abogado de los indefendibles. Jacques Vergès es el principal consejero de la defensa del ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, es también él quien representa los intereses de Milosevic en la Corte Europea de Estrasburgo y, además, es el animador más activo del comité de apoyo que se formó a favor del líder serbio enjuiciado por el Tribunal Penal Internacional de La Haya, el TPI.
Sereno y cortante, Vergès pone en tela de juicio no sólo la validez del juicio contra Milosevic sino también la imparcialidad del Tribunal, la legitimidad del TPI, su financiamiento, su funcionamiento y el principio mismo de la justicia internacional. Para Vergès, “Milosevic es la víctima, Yugoslavia es igualmente una víctima. En Kosovo existen problemas interétnicos al igual que en Irlanda del Norte y España, pero ahí nadie ha intervenido. Para mí, el verdadero criminal es la OTAN”. El abogado asegura que todo lo que atañe al TPI “es sospechoso e inaceptable”, en particular los fondos con que funciona. “Si bien es normal que una parte del financiamiento del TPI sea garantizado por las Naciones Unidas –14 por ciento– no es admisible que parte del dinero provenga de los Estados o de los particulares. El TPI es un tribunal que acepta donaciones financieras de países enemigos de la ex Yugoslavia y de personas particulares como el financista Georges Soros. ¿Cómo piensa usted que se puede ser imparcial en esas condiciones...? ¿Cree usted que alguien puede aceptar comparecer ante un tribunal financiado en parte por quienes son sus enemigos? Todos sabemos muy bien que este tribunal ha sido creado para condenar a Milosevic y que, condenándolo, lo que se hace es justificar la agresión de la Alianza Atlántica.”
Impermeable a las críticas y a las acusaciones, Vergès no deja santo con cabeza: “Los europeos –dice– han representado la fuerza predadora más impresionante que conoció el mundo”. “El proceso contra Milosevic es falso. Los occidentales se olvidaron de los otros crímenes cometidos en la ex Yugoslavia, como por ejemplo cuando los croatas expulsaron a los serbios de la provincia de Krajina. Pero siempre ocurre lo mismo, es en nombre de ideales supuestamente bellos que se cometen las mayores empresas abusivas. Fíjese, ¿acaso la OTAN se ocupó del caso del ex presidente bosnio Alija Izetbegovic cuando este trabajo estrechamente con la red Al Qaida tras haber aceptado que los mercenarios islamistas viniesen a participar en la guerra de Bosnia Herzegovina?” Vergès precisa que ya existe un Comité internacional de defensa de Slobodan Milosevic, el ICDM, financiado con donaciones y con los derechos de autor de un libro escrito por Vergès y un general francés. El abogado mira con satisfacción cuando enumera la lista de “eminencias” que forman parte de dicho comité. “No crea que estoy solo”, dice en voz baja. Y no miente. El ICDM está compuesto por unos 20 abogados a través del mundo y entre sus miembros más conocidos figuran Ramsey Clark, ex ministro de Justicia del presidente Lyndon Johnson, el dramaturgo británico Harold Pinter y el abogado canadiense Christopher Black, quien afirmó haber puesto de su bolsillo más de 20.000 dólares en la defensa de Milosevic.
Muchas de las líneas defensivas elaboradas por Vergès ya fueron utilizadas por el mismo Milosevic durante los cuatro primeros días delproceso. El abogado francés argumenta que “si este Tribunal fuese independiente tendría que invitar como testigos al presidente Bill Clinton, al premier británico Tony Blair, al canciller alemán Gerhard Schroeder y al presidente francés Jacques Chirac. ¿Por qué? Simplemente porque cuando se firmaron los acuerdos de paz de Dayton Milosevic fue reconocido como un interlocutor válido y respetable”. Para Verges, lo que ocurrió en la ex Yugoslavia corresponde a la “teoría fascista de la guerra absoluta” y el TPI “no es una Corte Internacional sino una corte marcial”.
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