El régimen sirio desafió ayer a la comunidad internacional a presentar cualquier prueba que demuestre el uso de armas químicas por el ejército sirio. Damasco calificó de mentirosas las acusaciones en su contra y advirtió que una acción militar internacional en su contra, tal como proponen las potencias occidentales, sólo servirá a los intereses de Israel y de la red fundamentalista islámica Al Qaida. “El pretexto de las armas químicas es falso e infundado. Si quienes acusan a nuestras fuerzas armadas de emplear armas químicas tienen alguna prueba, los desafío a que la muestren a la opinión pública y a la comunidad internacional”, señaló el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Walid al Mualem. Paralelamente, la oposición al gobierno del presidente Bashar al Assad realizó una nueva denuncia de ataques químicos contra civiles por parte del ejército en la ciudad de Alepo y afirmó que la intervención extranjera es inminente.

Al Mualem explicó que el equipo de expertos de la ONU enviado a Siria retrasó hasta hoy una nueva visita a la zona del supuesto ataque químico en la periferia de Damasco por desavenencias entre los grupos rebeldes. Según el ministro, los investigadores no pudieron entrar ayer en la zona de Muadamiyat al Sham, porque los grupos armados no se pusieron de acuerdo entre ellos sobre las garantías para protegerlos.

El funcionario señaló que el gobierno dispone de pruebas que revelará en el momento adecuado sobre el uso de armas químicas por parte de esos grupos armados, e insistió en que la operación del ejército en las afueras de Damasco sólo busca proteger al pueblo. Pese a todo, el jefe de la diplomacia siria consideró que una intervención militar extranjera no debilitará las capacidades militares de su país en su guerra contra el terrorismo. “Cualquier acción militar en esta región tiene el objetivo de servir a Israel y, en segundo lugar, ayudará a los propósitos militares del Frente Al Nusra, vinculado con Al Qaida”, aseveró.

Por su parte, la oposición denunció que al menos diez civiles murieron y otras decenas resultaron heridos en ataques con bombas de fósforo blanco y napalm en Orum al Kubra, en la periferia de Alepo. Según aseguró un portavoz de la Coalición Nacional Siria (Cnfros), en un comunicado que calificó el hecho como una masacre, aviones de combate bombardearon con esas sustancias a la población civil que se encontraba en esa localidad. La denuncia coincide con una creciente presión internacional contra Damasco, que incluye amenazas de intervención militar, tras el supuesto ataque químico del pasado miércoles en la periferia de la capital donde, según la Cnfros, murieron 1300 personas.

El grupo opositor no especificó cuándo fue perpetrado este nuevo ataque, aunque diversos grupos de activistas informaron el lunes acerca de bombardeos con sustancias extrañas en Orum al Kubra y señalaron que los cuerpos sufrieron graves quemaduras y quedaron desfigurados. Al mismo tiempo, el portavoz de la alianza opositora, Mohamed Sarmini, informó que los Amigos de Siria, que agrupa a los países que apoyan a la oposición al gobierno de Bashar al Assad, le confirmaron a la Cnfros que habrá una intervención militar en ese país.

Al Mualem reconoció que todos estaban escuchando los tambores de guerra en torno de Siria, y acusó al ministro británico de Exteriores, William Hague, de propagar información falsa a la opinión pública para justificar un eventual ataque. “Preferimos una intervención militar antes que intentos de chantaje”, enfatizó el ministro, quien agregó que en caso de que eso ocurra se defenderán con los medios disponibles. A su juicio, las amenazas de intervenir en su país forman parte de una guerra psicológica y pretenden esconder la supuesta entrega diaria de armas a los rebeldes a través de la frontera turca.

Al Mualem pidió también a Jordania, uno de sus aliados en la región, que no se deje chantajear y que se oponga a un ataque extranjero en Siria, al tiempo que calificó de estratégicas e históricas las relaciones con Rusia, país contrario a una intervención de ese tipo.

Según Ahmed Ramdan, miembro de la oficina política de la Cnfros, la intervención militar contra Damasco es inminente y cuestión de días. Explicó que su grupo y la comandancia del Ejército Libre Sirio (ELS) celebran reuniones continuas con los representantes de los Amigos de Siria –Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Turquía, Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Egipto, Jordania y Qatar– en las que se definen los objetivos militares y logísticos del eventual ataque.

Ramdan señaló que esos encuentros proseguirán durante la operación militar para revisar de forma continua el plan de la intervención, de acuerdo con los movimientos de las fuerzas gubernamentales. “Las operaciones del ELS continuarán durante la intervención porque la coordinación con éste es necesaria para que el ataque se limite a los objetivos militares y no afecte a las instalaciones civiles”, añadió.

El portavoz del ELS, coronel Qasem Sadedín, por su parte, informó que es posible que la operación militar se inicie la semana que viene, con bombardeos concentrados contra objetivos militares y de seguridad.

Aunque Siria sigue siendo uno de los países más poderosos del mundo árabe, las capacidades de sus fuerzas armadas se dividieron entre dos desde el comienzo de la guerra civil, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres (IISS). El ejército sirio tiene en teoría 178.000 hombres, 110.000 de los cuales están en el ejército de tierra, 5000 en la marina, 27.000 en la fuerza aérea y 36.000 en la defensa aérea. En 2009, la estimación era de 325.000 hombres, 220.000 de los cuales están en el ejército de tierra. Las capacidades “de antes de la guerra del ejército se dividieron probablemente en dos a raíz de las defecciones, de las deserciones y de las pérdidas sufridas”, estiman los expertos del IISS.