El gobierno venezolano y la oposición tenían previsto ayer iniciar la segunda ronda de diálogos. En la reunión, esta a vez a puerta cerrada, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) planteará una ley de amnistía para los denominados presos políticos, entre los que se encuentra el líder de Voluntad Popular, Leopoldo López. Estaba pautado que el encuentro sea encabezado por el vicepresidente, Jorge Arreaza, y el secretario ejecutivo de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo. Por otra parte, la ex diputada María Corina Machado sostuvo que el diálogo en su país es “indispensable”, lo que representa un cambio de posición respecto de la oferta del presidente Nicolás Maduro.

La expectativa está puesta en la oposición, que insistirá con el pedido de amnistía para los dirigentes opositores encarcelados. “No queremos golpe de Estado ni tampoco estallido social”, afirmó ayer Henrique Capriles horas antes de iniciarse en Caracas la nueva ronda de conversaciones. Según el líder de la oposición y gobernador del estado de Miranda, el diálogo “es la principal herramienta de los movimientos que quieren justicia y se niegan a utilizar la violencia como método”. No obstante, advirtió que el éxito de las conversaciones depende de que el gobierno cumpla una serie de condiciones previas, empezando por “la liberación de los presos políticos” y “por el regreso al país de los perseguidos políticos”.

Varios funcionarios del gobierno se oponen a la amnistía. Dicen que muchos dirigentes participaron del golpe contra Hugo Chávez en 2002 o está probada su participación en el plan para desestabilizar a Maduro. En el caso de López, el gobierno considera que es el principal instigador de la violencia de los últimos meses. El oficialismo buscará avanzar en temas como la seguridad, el crecimiento económico, los problemas de abastecimiento y la condena a los hechos violentos.