EL MUNDO • SUBNOTA › TESTIMONIOS DE SOBREVIVIENTES
› Por Kim Sengupta *
Desde Gaza
Un cuerpo atrapado en una sábana blanca, colgando desde el quinto piso, era lo que quedaba de las Torres Salam ayer por la tarde. Era de una mujer, una de once que murieron cuando dos misiles impactaron en el centro de la ciudad de Gaza el lunes por la noche. Los servicios de emergencia aún estaban tratando de recuperar los restos sin que cayeran enormes trozos de la estructura precaria.
Entre los muertos estaban Ibrahim Kelani, de 53 años; su esposa, Teghreed, y sus cinco hijos, de entre cuatro y doce años. Ellos habían buscado refugio en el edificio justo el día antes desde su casa en Shujaiya, una ciudad devastada, donde más de cien personas murieron en la lucha prolongada y cruel, incluyendo seis soldados israelíes. Un séptimo, el sargento Oron Shaul, no se encuentra. Ha sido capturado por sus combatientes, según Hamas.
La familia tenía la nacionalidad alemana. En el hospital de Shifa, de pie frente a la morgue, el hermano de Kelani, Saleh Kelani, estaba amargado por lo que vio como la doble moral de Occidente por el conflicto. “Tenían pasaportes alemanes, ¿dónde están las protestas de Alemania, de Angela Merkel, sobre estos asesinatos? Cuando los israelíes son asesinados, ¿entonces todo el mundo, Europa, América están llenos de preocupación? Pero para esto no hay nada. Estamos tan disgustados, la familia vino aquí pensando que había escapado del peligro, ahora que se han ido. ¿Por qué vienen a bombardear este lugar? No hay combatientes aquí.”
Los Kelani estaban entre muchos en Gaza que pensaban que habían llegado a un lugar seguro, lejos de la línea del frente, sólo para encontrar que la línea del frente estaba por todas partes en Gaza.
Los Shamali, también de Shajaiya, habían sufrido ataques militares en tres ocasiones, en diferentes lugares, en tres días consecutivos. Cuando salían justo antes de las 6 de domingo después de una noche de disparos y bombas, vieron cómo se derrumbaba su casa detrás de ellos atacada por proyectiles de tanque. La familia llegó a la ciudad de Gaza para quedarse con parientes en un edificio bloque de apartamentos, Tores Dawur, después de un viaje tenso. El edificio fue alcanzado por misiles el lunes por la tarde, matando a ocho personas e hiriendo a otras doce personas, entre ellos a Mohamed Shamali, de 21 años. El resto de la familia se trasladó a la casa de otros parientes en la torre Al Yazhy. Esta fue alcanzada a las 5 am de ayer, dejando veinte heridos y decenas de personas más sin hogar.
“¿A dónde vamos ahora?”, preguntó Ibithan Shamali, con la frente vendada por heridas de metralla en el segundo ataque. “Todos los refugios (ONU) están llenos, nuestros parientes también están sin techo ahora. Vamos a tener que encontrar un lugar para alquilar; No sé qué va a pasar.” Su hijo, Mohamed, acostado en una sala en el hospital de Shifa con heridas en el estómago, el pecho y la espalda, hizo una mueca de dolor cuando él sonrió y dijo: “Creo que soy el único que se garantiza una cama. Supongo que tengo suerte porque sólo viví dos atentados con bombas, no tres ... Me siento muy afortunado de estar vivo, tanta gente murió ahí. Estaba acostado en una cama que cayó a través del tercer piso al segundo. Había humo por todas partes y perdí el conocimiento”.
Mohamed Abu Eyada, también de 21, estaba en la cama de al lado. El había sido evacuado de un campo de refugiados en el centro de Gaza, y el sábado fue atacado el hospital Al Aqsa de Deir al Balah, adonde fue llevado. “Había un montón de gente, estaba atestado, pero como estábamos en un hospital pensamos que íbamos a estar bien allí”, dijo.
El lunes por la tarde, la administración del hospital recibió órdenes de los militares israelíes de evacuar a los pacientes y el personal. Mientras esto se estaba organizando, el edificio fue alcanzado por tres proyectiles de tanques, matando a cinco personas e hiriendo a otras 70, entre ellos 32 médicos. “Hubo mucha confusión, la gente preguntaba: ‘¿Por qué tenemos que salir del hospital? ¿Por qué quieren atacar?’ Luego hubo explosiones y quedé en el suelo”, dijo Eyada. El ejército israelí dijo que estaba investigando el asunto. Se dice que creía que Hamas utilizaba el hospital para almacenar armas.
En la cama de al lado estaba Shaadi Nasr, quien fue gravemente herido y estaba agarrando las manos de sus dos hermanos, mientras que su madre, Hekmat, y su padre, Nasr, observaban. Su casa, en la localidad de Beit Lahiya, fue dañada cuando un vecino fue blanco de aviones de guerra en la mañana del sábado. Esa misma tarde, Shaadi, de 28 años, fue al centro de la ciudad para tratar de obtener un alojamiento alternativo cuando un misil cayó, hiriendo a seis personas. El se apresuró a ayudar, pero hubo un segundo ataque, hiriéndolo a él y a los demás. Su padre dijo: “Inshallah, se recuperará. La gente dice que no hay ningún lugar seguro en Gaza”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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