La prensa de México informó ayer que otro estudiante desapareció el mes pasado en Iguala y que hasta ayer nada se sabía del joven. El diario Excelsior afirmó que el 26 de noviembre, en una Iguala fuertemente custodiada por tropas federales, el estudiante Ezequiel Chávez, de 18 años, fue secuestrado por cuatro hombres en una avenida céntrica, a plena luz del día y frente a varios testigos. Chávez, alumno de la Preparatoria 32 de la Universidad Autónoma de Guerrero, quien había manifestado su vocación por estudiar geología, fue subido por sus captores a una camioneta blanca, según afirmó una vecina. El padre del muchacho, Javier Chávez, dijo que denunció el caso ante el Ministerio Público de Iguala, la Procuraduría General de la República y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, entre otros organismos, pero hasta ayer no había tenido noticias sobre el paradero de su hijo.

A Ezequiel Chávez se lo llevaron el mismo día en que se cumplían dos meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Según el diario mexicano, Javier Chávez tomó un micro del municipio de Taxco a Iguala, de donde es originario, después de varias horas sin saber nada de su hijo. Una vez que llegó hasta la habitación que alquilaba el estudiante con el dinero que juntaba vendiendo yogur, al padre le llamó la atención que su hijo se hubiera olvidado el celular. Ese detalle significó la mayor prueba de que su hijo, al salir, no tenía planeado demorar su regreso.

La parroquia de San Gerardo, ubicada en el centro de Iguala, fue el primer lugar al que acudió Chávez para pedir ayuda al enterarse del secuestro de su hijo. Según El Excelsior, a ese lugar acuden cientos de familiares que, como los padres de los normalistas, sufrieron la desaparición de un hijo: llegan hasta la parroquia para implorar apoyo a las organizaciones civiles y autoridades federales para que los ayuden a encontrar a sus seres queridos. A diez días del secuestro de Ezequiel, su padre ya golpeó todas las puertas. Hasta llevó a manos de las autoridades el celular de su hijo para que rastrearan las llamadas. “Espero que mi muchacho regrese para poder cumplir sus sueños”, manifestó Javier Chávez.