EL MUNDO • SUBNOTA
El presidente de Yemen, Abd Rabo Mansur Hadi, afirmó ayer que luchará contra la supuesta influencia iraní en su país tras los atentados suicidas reivindicados por el grupo Estado Islámico (EI) que dejaron el viernes 142 muertos en Saná. “La bandera de la república yemení ondeará en la montaña Marran de Sada (el feudo de los rebeldes hutíes, enfrentados al gobierno), en lugar de la bandera iraní”, aseguró Hadi.
Yemen, que sufre una grave crisis política, está al borde de la guerra civil. Su territorio está partido, con enfrentamientos entre varios grupos militares y religiosos, entre ellos la milicia chiíta de los hutíes, que controla Saná, y la red jihadista sunnita Al Qaida, implantada en el sudeste del país. “La corriente (chiíta) imamí de Irán que han aceptado los hutíes y los que los apoyan, no será aceptada por los yemeníes, ya sean zaidíes o shafíes (sunnitas)”, aseguró el presidente. El chiísmo, una de las dos grandes ramas del Islam, se subdivide a su vez en varias ramas, entre ellas la imamí y la zaidí. El conflicto se ha complicado con la emergencia en Yemen del grupo jihadista EI, de confesión sunnita, que ha reivindicado ataques en varios países árabes.
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