En el evento del Capitolio, al que sólo podía accederse por invitación de un legislador, participaron muchas personas que no son religiosas, pero que admiran al papa Francisco como líder internacional. Las palabras del Papa sobre la inmigración fueron especialmente importantes para asociaciones como la Asamblea de Derechos Civiles de Minnesota, que llevan años luchando por una reforma migratoria y que tenían muchas expectativas depositadas en la visita del pontífice. “El Papa les ha dicho a los congresistas que no pueden dejarnos atrás”, cuenta satisfecha Antonia Alvarez, que ha viajado durante dos días para ver al pontífice junto a un grupo de otros 15 hispanos de la organización. Para la mayoría de los latinos con los que se pudo hablar lo más emotivo de la visita de Bergoglio al Congreso fue la bendición desde el balcón de la fachada oeste del Capitolio, en la que hizo una mención especial a “los más importantes, los niños”. “Ha sido lo más especial, sobre todo porque tengo niños pequeños”, cuenta a la peruana Carmen Núñez con uno de sus pequeños en brazos. uno de los momentos de mayor euforia cuando el Papa saludó al principio de su discurso a “la tierra de los libres y el hogar de los valientes”, frase emblemática del himno nacional estadounidense.