EL MUNDO • SUBNOTA › OBAMA DIO UN MENSAJE DE SOLIDARIDAD CON LAS VíCTIMAS
El presidente norteamericano dijo que la masacre de Orlando recuerda lo fácil que es para cualquiera conseguir un arma, asumiendo su frustrado intento de regular la venta de armas. En esa línea habló Clinton. Trump criticó a Obama por no incluir las palabras “islam radical”.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se solidarizó ayer con las víctimas de la masacre en el boliche gay de Orlando, aseguró que “fue un acto de terror y de odio” e informó que el FBI investigaba el tiroteo como un posible acto de terrorismo. En un corto mensaje televisado, Obama vinculó el tiroteo –antes de que el Estado Islámico asumiera su autoría en el ataque–, con su frustrado intento de regular la venta de armas en Estados Unidos. Mientras el jefe de Estado y la candidata presidencial por el partido Demócrata, Hillary Clinton, cancelaron el que hubiera sido su primer acto de campaña juntos, el candidato republicano, Donald Trump, exigió actuar con “dureza e inteligencia contra el terrorismo radical islámico” y pidió la renuncia del presidente.
Obama sostuvo que lo sucedido en Orlando era “otra prueba que nos recuerda lo fácil que es para una persona conseguir un arma y atacar en un cine, una escuela o un boliche. Tenemos que decidir qué tipo de país queremos ser”, recomendó. El tirador, dijo el líder demócrata, “era una persona llena de odio y en los próximos días descubriremos por qué y cómo sucedió esto”. Asimismo, consideró que se trata del “tiroteo más letal en la historia” de Estados Unidos, en declaraciones efectuadas tras reunirse con el director del FBI y sus asesores en materia de seguridad nacional. “Todavía estamos conociendo los hechos”, apuntó Obama.
El mandatario ordenó también que las banderas fueran dejadas a media asta en la Casa Blanca y en todos los edificios federales hasta el anochecer del 16 de junio “como señal de respeto por las víctimas del acto de odio y terrorismo”.
El candidato republicano Donald Trump hizo uso del tema en su campaña. Se refirió a la obligación de garantizar seguridad para todos sus compratriotas y apuntó contra los grupos radicales. “Necesitamos proteger a todos los estadounidenses, al margen de su origen y creencia, del terrorismo radical islámico, que no tiene lugar en una sociedad abierta y tolerante”, afirmó Trump en un comunicado. Y fustigó el mensaje de Obama. “En su discurso de hoy (por ayer), el presidente Obama desgraciadamente se negó incluso a decir las palabras ‘islam radical’. Sólo por esa razón debería renunciar”, afirmó el multimillonario. Críticas que extendió a su rival demócrata. “Si Hillary Clinton, después de este ataque, todavía no puede decir esas dos palabras, ‘islam radical’, deberá abandonar su carrera por la presidencia”, chicaneó Trump.
En Twitter, el magnate inmobiliario insistió con su ampliamente condenado pedido de prohibir a los musulmanes entrar a Estados Unidos, a pesar de que la policía comunicó que el abatido atacante de Orlando Omar Mateen era un ciudadano estadounidense nacido en Nueva York. Sostuvo además que Estados Unidos recibe por año más de 100.000 migrantes procedentes de Medio Oriente y desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 “centenares de migrantes o sus hijos han sido implicados en actos de terrorismo en EE.UU.”. “Si no actuamos con dureza e inteligencia muy rápido –vaticinó–, ya no vamos a tener un país. Porque nuestros líderes son débiles, ya había advertido que esto iba a pasar, y solo está volviéndose peor”.
En un comunicado hecho público con anterioridad, Hillary Clinton hizo votos porque se redoblen los esfuerzos que contribuyan a la defensa del país de “las amenazas internas y externas” y pidió que personas como el atacante de Orlando no puedan tener acceso a las armas que usó. “Esta es la mayor matanza (por disparos de una persona) en la historia de Estados Unidos, y eso nos recuerda una vez más que las armas de guerra no tienen lugar en nuestras calles”, sostuvo la aspirante presidencial demócrata. A su vez, la ex secretaria de Estado anunció que, a raíz del ataque, quedaba cancelado un acto político que iba a celebrar en la ciudad de Green Bay, en el estado de Wisconsin, y en el que iba a participar también el presidente Obama.
El debate no es nuevo. En la Cumbre de la Fe y la Libertad, a la que asistieron miles de evangelistas, Trump volvió a cargar el viernes pasado contra Clinton. La acusó de promover la abolición de la Segunda Enmienda constitucional, que permite la posesión de armas. La candidata demócrata, en cambio, buscó hasta ahora un camino alternativo transformándose en acompañante de quienes buscan imponer restricciones para reducir las más de 30.000 muertes que las armas de fuego provocan por año. Por eso, encabezó un acto en Florida con la madre de Trayvon Martin y otros padres de familia que perdieron hijos víctimas de la violencia con armas.
En la convención de la organización que defiende los derechos de compra y tenencia de armas (NRA) en Louisville, Kentucky, Trump reiteró su acusación contra Hillary asegurando que nunca los decepcionará permitiendo la abolición de la Segunda Enmienda.
La respuesta de su rival demócrata sonó un tanto más neutra. Apoya la Segunda Enmienda pero aboga por medidas de seguridad para mantener las armas fuera del alcance de quienes no deben acceder a ellas. Por lo que pidió que se amplíen las revisiones de antecedentes para venderlas en ferias específicas y por internet, y que se restablezca una prohibición para las armas de asalto.
Desde diciembre de 2012, cuando un hombre mató a 20 niños y seis adultos en una escuela primaria de Connecticut, hubo 998 tiroteos masivos con armas de fuego, definidos como aquellos en los que mueren cuatro o más personas en un mismo lugar, según datos de Gun Violence Archive.
El año pasado, Obama dijo que su fracasado intento de pasar leyes que controlen la compraventa de armas era la mayor frustración de su presidencia. Nombres asociados con tiroteos masivos como Aurora, Newtown, Charleston y ahora Orlando atraviesan sus dos administraciones. De los diez ataques con armas con más muertos en los últimos treinta años, siete ocurrieron desde 2009 a esta parte. Según cifras de la organización Brady Campaign, 31 personas mueren por disparos de otra persona cada día. Con todo, algunos de los momentos más enérgicos de Obama fueron en medio de las tragedias. Su panegírico que siguió a la matanza de nueve feligreses en Charleston fue uno de los mejores discursos de su presidencia.
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