El gobierno brasileño prometió ayer que no quedará impune la sangrienta masacre cometida el sábado contra un campamento del Movimiento de los Sin Tierra, en la que murieron cinco agricultores y hubo 20 heridos, tres de ellos de gravedad (entre ellos un niño de 12 años). Dieciocho pistoleros encapuchados irrumpieron a tiros el sábado en la hacienda Nova Alegria del municipio de Felisburgo (una área ocupada por cien familias del MST), en el estado de Minas Gerais, por orden del hacendado Adriano Chafico (quien reclama ser propietario de la hacienda, en vías de ser entregada definitivamente al MST), y de su primo Calixto, ex policía civil, según denunció el MST. La policía detuvo ayer a tres sospechosos de los ataques, informó el secretario de Derechos Humanos del gobierno, Nilmario Miranda.