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El bloque mantiene la sangre fría para evitar la parálisis
Por Carlos Yarnoz *
Desde Bruselas
Los principales líderes europeos reconocieron ayer que el no francés a la Constitución de la UE ha supuesto un serio revés para el futuro de la Europa unificada, pero desdramatizaron el alcance de la crisis para evitar la parálisis en la Unión. Los 25 mantienen el calendario para ratificar el Tratado, mientras confían en pactar una salida al mayor tropiezo en la reciente historia de Europa, agravado porque Francia y Alemania se sitúan hoy en bandos opuestos. Un no holandés mañana agravará al máximo el problema porque, en ese caso, Londres ya insinúa que se planteará suspender su consulta popular. La parálisis sería inevitable.
“Hace falta que mantengamos la sangre fría.” En la primera reunión formal de los 25 tras el cataclismo en Francia, ése fue el mensaje que ayer dirigió a sus homólogos Jean Asselborn, ministro de Exteriores de Luxemburgo, el país que preside la Unión. Desde las capitales, los líderes insistían en que el proceso para ratificar la Constitución debe proseguir, como está previsto, hasta noviembre de 2006, y recordaban que Francia ha dicho no, pero que otros nueve países han dicho sí y aún deben pronunciarse otros 15 (ver nota página 19). “Un solo país no puede parar a todos los demás”, declaró el presidente del Partido Popular Europeo (PPE), el belga Wilfried Martens. “La batalla continúa”, agregaba el jefe de los socialistas en la Eurocámara, el alemán Martin Schulz. Desde Austria, algún ministro pedía “explicaciones” a París y un grupo de eurodiputados pedía boicotear Estrasburgo como sede de la Eurocámara.
Pero no es un país cualquiera el que ha dicho no, sino Francia, país fundador de la UE y primer impulsor de ese nuevo Tratado; de ahí la amenaza de hacer descarrilar el propio proyecto europeo puesto que la Constitución contiene las reglas básicas pactadas por los 25 para hacer funcionar la nueva Europa ampliada. La solución sólo vendrá de un acuerdo previo entre Alemania, que ratificó la Constitución el viernes, y Francia. Consciente del grave problema para el motor franco-alemán, el canciller Gerhard Schröder decía ayer que lo ocurrido “no es el fin de la alianza franco–alemana”, informa France Presse. Pero puede serlo en esta Europa ampliada en la que Alemania ha ganado un buen puñado de aliados en el Este que son vistos con recelo desde Francia.
Antes de ese posible pulso, los jefes de Estado y Gobierno harán su primera reflexión conjunta en la cumbre del 16 y 17 de junio en Bruselas, donde seguramente tendrán un segundo no sobre la mesa procedente de Holanda, otro de los seis países fundadores del club. Si optan por insistir en continuar el proceso de ratificación, la gestión del problema pasará a manos del británico Tony Blair, el primer ministro del país menos europeísta de un club que presidirá a partir del 1º de julio.
Blair y su ministro de Exteriores, Jack Straw, eludieron ayer las preguntas sobre la posibilidad de zafarse del incómodo referéndum británico previsto para el año que viene si al no francés se suma mañana el holandés, como auguran las encuestas. “No es necesario tomar hoy mismo la decisión”, declaró Blair a la BBC desde Italia. Si la consulta británica se anula, la temida parálisis se hará realidad. O si el euroescéptico presidente checo, Vaclav Klaus, logra lo que ayer apuntó, según la agencia EFE: “No tiene sentido continuar con la ratificación”. Ayer, la Comisión recordó que Los 25 suscribieron el año pasado unos “compromisos” para ratificar la Constitución por referéndum o por vía parlamentaria.
En todo caso, es la hora de “la reflexión”, la palabra más usada ayer en Bruselas.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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