EL MUNDO
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Fotografiar todo ya es obsesión
Por A. R.*
El Columbia se destruyó al final de su misión porque 16 días antes, en el lanzamiento, un trozo de aislante del depósito principal de combustible golpeó el borde del ala izquierda de la nave. Al reentrar el transbordador en la atmósfera terrestre, penetró aire ultracaliente por la fractura que causó ese trozo de gomaespuma, afectando sistemas vitales. Sólo después de la tragedia se identificó debidamente el trozo de aislante que la provocó. Por ello, prácticamente todas las medidas emprendidas por la NASA para volver a dar luz verde a los vuelos de los transbordadores van encaminadas a la rápida detección de desperfectos de la nave tras el lanzamiento, a reforzar los puntos más débiles de ésta y a dotar a la tripulación de medios para poder hacer reparaciones en órbita.
En este primer vuelo, los astronautas probarán unos prototipos de herramientas diseñadas para hacer reparaciones de las placas aislantes que recubren la nave y las zonas de protección más críticas en la panza y el borde de las alas. Asimismo, el Discovery lleva una nueva extensión de mástil articulado con una cámara y sensores especiales para inspeccionar todo el exterior de la nave, ya que sólo el brazo robótico estándar de estas naves no alcanza todos los rincones. En el interior de las alas, una nueva red de sensores electrónicos vigilará si se han producido daños.
Uno de los puntos débiles del sistema del transbordador, a la hora de mejorar la seguridad, fue el depósito exterior de combustible. El objetivo de la remodelación fue reducir la cantidad y tamaño de los fragmentos de aislante que se desprenden en el lanzamiento.
Varias docenas de modificaciones se realizaron en el depósito, incluidas nuevas formas de pulverización del recubrimiento térmico. Más de un centenar de cámaras instaladas alrededor de la plataforma de lanzamiento, en ella misma, en puntos del transbordador, del depósito de combustible y de los cohetes de propulsión laterales registraron todos los detalles del despegue ayer, para poder evaluar si se habían producido desperfectos. Además, había cámaras en aviones que siguieron el inicio del ascenso del Discovery y un nuevo sistema de radar para detectar los fragmentos de material. Por si fuera poco, al aproximarse a la ISS, el Discovery girará a unos 200 metros de distancia de la base para que los dos tripulantes de la base orbital fotografíen la nave.
No es de extrañar el empeño de la NASA en documentar lo mejor posible cualquier desperfecto. Los transbordadores venían siendo sistemáticamente bombardeados por trozos de material desprendidos durante el lanzamiento, pero no se le había dado importancia hasta la catástrofe del Columbia.
* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.
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