Mar 13.09.2005

EL MUNDO • SUBNOTA  › CUADRILLAS DE LIMPIEZA SE BATEN EN LAS CALLES CON LOS RESTOS Y LA BASURA

La ciudad de Nueva Orleans sale del coma

› Por Juan Pedro Velázquez-Gaztelu*
Desde Nueva Orleans

Con la mitad de sus calles todavía inundadas y los equipos de rescate buscando cadáveres de víctimas del huracán Katrina, Nueva Orleans comienza lentamente a recuperar el pulso perdido. Está previsto que el aeropuerto internacional Louis Armstrong, reservado hasta ahora a los aviones de carga, reabra hoy para los vuelos de pasajeros. Y en el centro financiero de la ciudad, donde se ubican los rascacielos de oficinas y los grandes hoteles, los directivos de algunas empresas han recibido permiso para examinar los daños y recoger el material que necesiten.
Cuadrillas de trabajadores limpiaban ayer de basura las zonas adyacentes al Centro de Convenciones, donde miles de personas buscaron refugio tras el huracán. “Esto está cambiando más rápido de lo que pensaba, pero todavía queda mucho por hacer”, dice Moisés Rivera, llegado desde San Antonio (Texas) para trabajar en las labores de limpieza. “Parece que los mexicanos vamos a limpiar Nueva Orleans”, añade sin parar de barrer y sin quitarse el cigarrillo de la boca. En una calle cercana, empleados de la compañía eléctrica local, Entergy, reparaban una subestación con el objetivo de reanudar el suministro en la zona.
Se trata sólo de pequeños pasos –la mayor parte de Nueva Orleans sigue estando desierta y seriamente dañada dos semanas después del paso del Katrina–, pero al menos han devuelto cierto aire de normalidad a algunas calles de la ciudad. Hoteles como el Sheraton y el Marriott, en la céntrica Canal Street, tienen ya luz y agua corriente, y han reabierto sus puertas para alojar a autoridades y miembros de los equipos de rescate.
Otra señal de que las aguas empiezan a volver a su curso: el equipo de fútbol americano de la ciudad, los Santos, jugaron ayer el primer partido de la temporada y derrotaron a domicilio a los Panteras de Carolina por 23-20. Los jugadores dedicaron la victoria a las víctimas del Katrina y a todos los ciudadanos de Nueva Orleans.
Aunque la cifra oficial de 506 muertos aumente a medida que el agua baje de nivel y se encuentren más cadáveres, todo indica que el balance final de víctimas mortales en Nueva Orleans será muy inferior a las 10.000 que llegó a pronosticar el alcalde, Ray Nagin. Y los mandos del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, responsable de las labores de achique de agua, aseguran que la ciudad podría estar totalmente seca en cuestión de un mes, mucho menos tiempo del que se temía en un principio.
Varios miles de vecinos continúan desafiando la orden de evacuación dictada la semana pasada por las autoridades. A pesar de que la orden era de estricto cumplimiento, la Policía y el Ejército no obligan a nadie a marcharse por la fuerza. De hecho, algunos de los que han permanecido en la ciudad han encontrado trabajo como barrenderos o peones en las obras de reconstrucción.
Canal Street, que llegó a estar inundada por completo por el desbordamiento del lago Pontchartrain, vive un trasiego constante de policías, soldados, trabajadores de la construcción y periodistas. Bajo la marquesina del Sheraton, varios trabajadores, en la mayoría inmigrantes hondureños, recibían ayer las vacunas contra el tétano y la hepatitis A y B. Uno de ellos, José Argueta, contaba que la empresa ha prometido pagarles 15 dólares la hora, el triple del salario mínimo.
Televisiones de todo el mundo han instalado sus camiones en la misma calle, donde el Ejército de Salvación sirve comidas gratis desde una furgoneta. “Estamos dando de comer a unas 800 personas al día”, explica Bob Armstrong, un voluntario procedente de Kansas City. Un poco más abajo, otra organización caritativa ofrece a todo el mundo hamburguesas y perritos calientes bajo los soportales de un casino. Mientras tanto, las grandes empresas de construcción e ingeniería del país se frotan las manos a la espera de suculentas concesiones para participar en la mayor operación de reconstrucción en la historia de EE.UU. Según The New York Times, entre ellas figura la multinacional Halliburton, de la que fue director el actual vicepresidente, Dick Cheney, y que ha conseguido contratos multimillonarios en Irak.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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