Millones de iraquíes son esperados en las urnas el sábado para votar sobre una Constitución que nunca han visto, mientras la violencia y las tensiones intercomunitarias crecientes ponen trabas a la distribución del texto. Fuerzas estadounidenses e iraquíes atacaron ayer blancos en la localidad occidental de Haditha, en una ofensiva contra combatientes leales a Abu Musab al Zarqawi, líder de Al Qaida en Irak. Una operación aparte apunta a pacificar ciudades kurdas en el norte, mientras fuerzas británicas en el sur persiguen a insurgentes. Aunque la distribución de la Carta Magna ha comenzado en unas pocas áreas de Bagdad, es improbable que ejemplares de ella lleguen a muchas otras partes de la capital y del país. Los únicos disponibles en Tikrit, la ciudad natal de Saddam Hussein, fueron llevados desde Bagdad por políticos sunnitas que llaman a votar por el “no”. La Constitución fracasará si dos tercios de los votantes en cualquiera de tres de las 18 provincias de Irak la rechazan. Cuatro tienen mayorías sunnitas, pero se espera que la violencia impida que suficiente gente concurra a las urnas para derrotarla.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.