El Pentágono realizó un giro de 180 grados en Irak al admitir, por primera vez, que mantiene un registro del número de muertos civiles. Las cifras, traducidas en un solo gráfico de barras dentro de un extenso informe presentado en el Congreso estadounidense este mes, demostraron que el número diario de víctimas iraquíes se ha más que duplicado en los últimos 18 meses. Según el informe, cerca de 26 mil iraquíes han muerto o fueron heridos durante los ataques de los insurgentes, con un estimado de 26 muertes por día entre enero y marzo del año pasado, aumentando a 64 por día en la víspera del referéndum de la nueva Constitución de este mes. Esta cifra correspondería a un total de 6500 iraquíes muertos hasta el momento. Esto contradice el propio discurso del Pentágono en el que asegura que la seguridad en Irak está mejorando –y que las apariencias por el contrario reflejan que los medios se focalizan en los ataques en y alrededor de la capital, Bagdad–. Previamente, los militares estadounidenses insistían en que sólo tenían registros de las bajas de su propio personal y evitaban cualquier discusión más amplia que abarcara la cuestión del número de civiles afectados. También se niegan a difundir información sobre el número de civiles iraquíes que murieron o fueron heridos por fuego estadounidense. Los 6500 estimados por el Pentágono es una cifra significativamente menor que la estimada por los propios iraquíes: unos 11.613, incluyendo tanto las bajas por fuego insurgente como por fuerzas aliadas.