EL MUNDO • SUBNOTA › LA SOMBRIA HISTORIA DEL PREMIER
› Por Mercedes López San Miguel
La figura de Ariel Sharon es una de las más controvertidas de Israel, un icono de la política de derecha y defensor de la línea dura. Hasta hace un año, era el halcón del partido Likud, pero, discutido entre sus filas, lo dejó acéfalo y fundó una nueva formación de “centro”. Ex ministro de Defensa, conocido como “bulldozer” –por derribar cualquier obstáculo a como dé lugar– se lo responsabiliza indirectamente de la masacre de Sabra y Shatila. Activo promotor de las colonias, al mismo tiempo llevó adelante el año pasado su plan de desconexión de Gaza.
Ariel “Arik” Sharon tiene 77 años y un pasado militar y político ensombrecido. Nació un 27 de febrero de 1928 como Ariel Sheinerman, en Kfar Malal bajo dominio británico, al norte de Tel Aviv, y sirvió a las Fuerzas Armadas de Israel por más de 25 años, retirándose con el rango de mayor general. Como ministro de Defensa en 1982 –del segundo gobierno de Menajem Beguin– arrastró al país a la guerra del Líbano y no impidió el acceso de milicias cristianas libanesas al campo de refugiados de Sabra y Shatila, donde masacraron a más de 2000 palestinos. En 1983 Sharon tuvo que renunciar como ministro de Defensa luego de que una comisión gubernamental lo encontrara indirectamente responsable de la tragedia.
Como tantos políticos israelíes, Sharon comenzó su carrera en el Ejército. En 1942, con 14 años se unió al movimiento clandestino Haganah para luchar contra los británicos, que controlaban la región por mandato. Durante la Guerra de la Independencia en 1948 comandó la compañía de infantería en la Brigada de Alexandroni. Después del ’48 asumió diversas tareas en el Ejército y en 1953 fundó y lideró la temida “Unidad 101”, que luchaba contra el “terrorismo palestino”. Obtuvo un título en Leyes en 1962 en la Universidad de Jerusalén. En 1953, al encabezar una incursión contra el poblado árabe de Qibya, sus hombres volaron 40 casas, matando al menos a 69 civiles que quedaron debajo de los escombros.
Sus seguidores lo ven como el “héroe” que condujo a las tropas por el Canal de Suez en la guerra de Yom Kippur de 1973, cuando el comando de una misión acorazada cruzó el Canal de Suez hacia El Cairo, obligando a Egipto a pedir el cese de fuego. Esa victoria le abrió la posibilidad de ingresar a la política con su elección como diputado en las filas del Likud. Fue electo en 1973, pero renunció para ser consejero de seguridad del entonces premier Yitzhak Rabin. En 1977 fue ministro de Agricultura del primer gobierno de Beguin y extiende los asentamientos judíos en Gaza. En 1981 pasó a la cartera de Defensa de su segundo gobierno.
Para los palestinos, el nombre “Sharon” se asocia una y otra vez con “masacre”. En los territorios ocupados, el primer ministro es considerado un partidario de la línea dura y un criminal de guerra sin escrúpulos. Por ello, muchos palestinos llaman al ex general el “carnicero de Beirut”. Como presidente del Comité Interministerial para la Inmigración (en 1990, gobierno de Yitzhak Shamir), Sharon dio gran impulso a la colonización de los territorios palestinos. Después del retorno de la derecha al gobierno, el premier israelí fue entre 1996 y 1999 ministro de Infraestructura y luego de Relaciones Exteriores del gobierno de Benjamin Netanyahu, quien se volvería su principal rival.
Sharon asumió como primer ministro, tras vencer en elecciones, en marzo de 2001, apenas meses después de la controvertida visita que realizó en septiembre de 2000 a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, lo que desató la segunda Intifada (levantamiento) palestina. Es sabido que aborreció los acuerdos de Oslo, que no cedería parte alguna de Jerusalén ni devolvería Cisjordania. Y su desprecio por Yasser Arafat. Sharon se negó a darle la mano a Arafat en las negociaciones de Maryland de 1998, y lo ha llamado “nuestro Bin Laden”. Su política de búsqueda obsesiva de la seguridad de Israel lo había llevado a sitiar en Ramalá al líder palestino y rodear férreamente los territorios palestinos.
El ex general es el hombre que promovió como ningún otro la construcción de asentamientos en los territorios palestinos ocupados en 1967, pero también el que hizo evacuar los asentamientos judíos en la Península del Sinaí tras los acuerdos de paz con Egipto en 1982. En febrero de 2002 fue reelecto premier con holgura. La derecha había castigado a Ehud Barak por ofrecerle a Arafat los territorios de Gaza, la mayor parte de Cisjordania y la capital en Jerusalén oriental. Pero Arafat exigió el retorno a territorio israelí de cinco millones de refugiados palestinos.
En 2005 el premier logró imponer la retirada de la Franja de Gaza a pesar de una fuerte resistencia de la ultraderecha y fundó un nuevo partido: Kadima –siempre aclarando que la renuncia a algunos asentamientos redunda en interés de Israel–. A sus casi 78 años, su salud le sabotea los planes de conquistar con mano dura las elecciones anticipadas de marzo.
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