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“La derrota más dulce y la victoria más amarga”
En diálogo con Página/12, el politólogo Franco Castiglioni explica las claves de la elección y define lo que serán las líneas de fuerza y de confrontación en la Italia incierta que se avecina. La importancia de un triunfo de centroizquierda en el referéndum de junio.
› Por Mercedes López San Miguel
–¿Quién gana estos reñidos comicios?
–Ganó la centroizquierda en el conjunto de la ciudadanía. Romano Prodi triunfó sobre la totalidad de los sufragios de los ciudadanos italianos –están incluidos los de 18 y 25 años, siendo que para el Senado votan a partir de los 25–. Podemos decir que el plus de votos proviene de los jóvenes y que a partir de los 25 años, ganó la centro-derecha. Parafraseando a Felipe González al perder con José María Aznar, para Silvio Berlusconi es “la derrota más dulce y la victoria más amarga”. Es decir, la Casa de las Libertades se mantuvo cabeza a cabeza frente a la Unión y hasta logró la victoria en el Senado. Italia está dividida en dos. El liderazgo de Berlusconi como jefe de la coalición de centroderecha se mantiene. Su partido Forza Italia es un ganador de hoy. Pensemos que partió de una situación de perdedor y hoy conserva un poder extraordinario.
–¿Cómo se traduce institucionalmente en los votos?
–En Diputados se implementa la ley electoral que fue reformada hace sólo seis meses –como reconoció la misma coalición de derecha, la pensó para enturbiar un posible resultado victorioso de la izquierda–. En la traducción institucional da un premio de mayoría a quien vence aun con un solo voto –en este caso, a la centroizquierda– para garantizar la gobernabilidad de la coalición ganadora. En el Senado, en cambio, el premio se asigna por regiones, con el resultado que al momento actual la centro-derecha tenga un número de escaños muy a superior a la izquierda.
–¿Cuánto peso representan los candidatos de circunscripciones fuera de Italia?
–Paradójicamente, los seis senadores que se eligieron por las circunscripciones del exterior pueden tener un papel primordial: otorgar la posibilidad de gobernar a la centroizquierda, también para decidir si le otorgan la confianza a Prodi como nuevo primer ministro. Italia es un bicameralismo perfecto. Se necesita de ambas cámaras para la aprobación de todas las leyes y la investidura del premier. La centroderecha ganó por una mínima diferencia en el Senado, ahí aparecen los seis senadores que son significativos –no hay premio por regiones, porque no son regiones de Italia–. El nuevo oficialismo va a tener una cómoda mayoría en Diputados y una negociación día por día en el Senado. Esta puede darse a partir de intercambios de favores con los senadores del exterior –el mejor de los mundos para ellos– o que algún puñado de nuevos miembros del Senado (provenientes de los sectores cristianos de la derecha que en los últimos 50 años rara vez estuvieron en la oposición) terminen negociando con Prodi a cambio de prebendas para sus propias regiones; por ejemplo, en políticas públicas.
–Ante este escenario engendrándose, ¿es dable pensar en una crisis institucional e incluso en nuevas elecciones?
–Si no logra Prodi obtener el apoyo de los senadores del exterior y/o el apoyo de algunos sectores moderados de la centroderecha –especialmente los herederos de la democracia cristina– y enfrenta a un Senado absolutamente en contra, podemos esperar un panorama de ingobernabilidad. En el caso de boicot desde la oposición, no quedaría otro espacio que la ingobernabilidad y habría dos escenarios posibles: 1) elecciones anticipadas; y 2) apartamiento de Prodi y Berlusconi, siendo los sectores más centristas de ambos los que llegaran a un acuerdo de unidad nacional. Esto es muy improbable por el grado de polarización ideológica, cultural y política. Son dos mundos. Y porque difícilmente Berlusconi acepte ser desplazado como jefe de la oposición, de su rol central dentro de la coalición de derecha ante los riesgos que corre por las causas judiciales que lo involucran.
–¿Qué pasaría con la opción de elecciones?
–No habría un cambio sustancial, dado que fue altísimo el porcentaje de participación, esto es, todo el mundo salió a votar. Entonces, no hay margen para los indecisos. Es previsible que se repita el mismo resultado. Además, habría dificultades que tendrían los compromisos económicos de Italia en la Unión Europea. Con tres meses más de campaña y con el mismo nivel de enfrentamiento se paralizaría la economía.
–La centroizquierda podrá llevar adelante su programa?
–Su programa de reformas de desmantelar algunas leyes que habían favorecido la impunidad de Berlusconi –por ejemplo, la de control de los medios– no podrá ser puesto en práctica en lo inmediato. No obstante, en junio habrá un referendo para aceptar o rechazar la reforma constitucional sancionada por Berlusconi a fines de 2005, que prevé el sentido federalista de una distribución de recursos en perjuicio de la regiones del sur y en favor de las ricas del norte. La victoria del “NO” podría reforzar a la centroizquierda y cambiar las relaciones de fuerza.
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