La indisputable popularidad de Luiz Inácio Lula da Silva viene quitando la emoción tradicional que acompaña a una elección presidencial. Sin embargo, a seis meses de la elección, el ex presidente Itamar Franco decidió sumarse a la carrera presidencial, volviendo a poner un interrogante sobre el rol que jugará el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) en octubre. En la convención nacional del partido de junio próximo, finalmente se decidirá cuál de las tres corrientes del partido predominará: los que quieren apoyar la reelección de Lula, los que no quieren presentar candidatos nacionales y los que, en cambio, apoyan una candidatura propia. El ex mandatario de 75 años no sólo tendrá que negociar para que se impongan estos últimos, sino que además deberá competir contra las aspiraciones del ex gobernador de Río de Janeiro Anthony Garotinho. Franco, que asumió la presidencia en 1992 luego de que Fernando Collor de Mello fuera destituido en un juicio político, se convirtió en un figura polémica durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso –su ex ministro de Economía– al cuestionar, desde la gobernación de Minas Gerais, el proyecto económico y la crisis financiera de 1999.