EL MUNDO • SUBNOTA › LLEVO A LONDRES EL RECLAMO DE LAS MALVINAS
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no se privó de nada. En su segundo día de visita privada a Londres se reunió con sindicalistas y parlamentarios hostiles al Nuevo Laborismo de Tony Blair, dio una conferencia de prensa con el alcalde de la capital británica Ken “El Rojo” Livingstone, almorzó con el Premio Nobel de Literatura Harold Pinter y la activista de derechos humanos Bianca Jagger, atacó duramente al presidente George W. Bush y no se olvidó de exigir que devolvieran a la Argentina las Malvinas.
No cabe duda de que Chávez se ha convertido en una estrella de la política internacional a caballo de los precios internacionales del petróleo y su interminable duelo verbal con George Bush. Recientemente la revista estadounidense Times lo ubicó entre las 100 personas más influyentes del planeta. La recepción en Londres y la amplia cobertura periodística de su visita reflejan este nuevo status y sorprenden, dado el escaso interés que hasta hace poco causaba Iberoamérica en estas islas.
En la conferencia de prensa que brindó junto al alcalde Ken Livingstone, el mandatario venezolano señaló que un ataque estadounidense contra Irán elevaría el precio del crudo a más de 100 dólares el barril e instó a Europa a evitar un nuevo conflicto. “Europa tiene un rol muy importante que cumplir”, dijo Chávez (ver pág. 19). Con un complacido Livingstone a su lado, el presidente señaló que Venezuela planeaba enviar combustible para calefacción gratis o a precios subsidiados a las comunidades pobres de Londres y estaba en contacto con dos refinerías para llevar a cabo el plan. Chávez se mantuvo a distancia del premier Tony Blair, con quien tuvo cálidos encuentros en 1998 y 2001 antes que los atentados del 11 de septiembre convirtieran al laborista en uno de los más firmes aliados de Bush. Las relaciones empeoraron aún más este año, cuando Blair lo criticó por su proximidad al gobierno cubano de Fidel Castro y le aconsejó que se acercara a los gobiernos democráticos de Iberoamérica.
Chávez le contestó con la vehemencia que lo caracteriza en estos casos calificando al premier británico de “amigo de ese nazi de Bush”, recordándole que la invasión a Irak violaba el derecho internacional y exigiéndole que devolviera a la Argentina las Malvinas.
Con la excepción de la pregunta que le hizo un periodista sobre las Malvinas a su salida de la sede de la TUC (la CGT británica), el mandatario venezolano eligió en esta visita un diplomático silencio respecto del primer ministro. Entre las sorpresas que produjo su presencia en Londres se encuentra el inesperado mensaje conciliador de la Shell respecto de las nacionalizaciones de hidrocarburos en Bolivia y Venezuela. En declaraciones publicadas por el matutino británico Financial Times, el director de la multinacional, Jeroen van de Veer, señaló que las compañías petroleras debían aceptar el nuevo nacionalismo de América latina. “Cuanto más alto el precio internacional del petróleo y el gas, más nacionalismo. Nosotros fuimos los primeros en renegociar nuestra situación en Venezuela y estamos trabajando armónicamente con el gobierno”, señaló.
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