EL MUNDO • SUBNOTA
Hasta ahora, Israel ha sido denunciado por sus ataques a objetivos civiles –como la masacre de decenas de niños en Qana– y por el presunto uso de bombas racimo, que están prohibidas por las convenciones internacionales. Pero, desde ayer, Tel Aviv tendrá que sumar una nueva acusación a su campaña militar contra el Líbano. Médicos libaneses aseguraron haber recibido al menos tres cadáveres –todos de civiles– con signos de haber sido atacados con bombas de fósforo blanco. Esta arma química sólo se puede utilizar para iluminar campos despoblados. Sin embargo, la denuncia llegó del hospital de Balbek, una ciudad en el sudeste del país y uno de los lugares más bombardeados por Israel. Poco se sabe de lo que sucedió allí. Ningún periodista pudo acceder a Balbek durante el conflicto.
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