Hoy todas las miradas estarán puestas en Santa Cruz de la Sierra. En la tarde, el “estado mayor” de la oposición conservadora (política y regionalista) se dará cita en esta ciudad esquiva a la hegemonía nacional de Evo Morales. El objetivo es uno solo: frenar al oficialismo, que el viernes impuso por mayoría absoluta y no por dos tercios, el reglamento de la Asamblea Constituyente. La votación se llevó a cabo al término de una jornada caótica, durante la cual representantes del oficialismo y la opocisión se agarraron a los golpes en el recinto. Los métodos de la oposición para frenar al oficialismo pueden ser varios: ya se habla de paros cívicos indefinidos en Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, de denuncias internacionales y del boicot a la convención de Sucre. El vocabulario ayer era belicoso.

“Si siguen así las cosas vamos a pedir dividirnos de este país y de ahí en adelante sólo restará decir: ‘Dios salve a Bolivia’”, subió la apuesta el presidente del comité cívico del Beni, Alberto Melgar, quien propicia el repliegue de los constituyentes del oriente boliviano.

“Es importante que todos nos declaremos en estado de emergencia”, convocó Evo Morales desde la combativa provincia aymara de Omasuyos manteniendo la “línea dura” que adoptó su partido bajo el lema interno de que “es imposible el consenso con la oligarquía”. El siguiente paso sería movilizar a los sindicatos campesinos. Y todos se pintaban la cara para la batalla que continúa hoy.