–Resulta imposible no relacionar su “revolución ciudadana” con las “revoluciones democráticas” de Bolivia y Venezuela. ¿Sobre qué principios concretos se sostiene su proyecto?

–¿Qué es revolución? Un cambio radical, profundo y rápido. En ese sentido, creemos que se están dando revoluciones en América latina, no se está dando una época de cambios, sino un cambio de época. Nuestra “revolución ciudadana” significa eso: dejar atrás la partidocracia, la politiquería, hacer un cambio profundo y rápido del sistema político, económico y social para ser una democracia seria, representativa, real y participativa que disminuya el poder de estas mafias. Para eso impulsamos una Asamblea Nacional Constituyente que reforme la ley de elecciones, la ley de partidos, la conformación del Congreso Nacional. Después de estos años de neoliberalismos se necesita un cambio radical en la educación y la salud para que todo ecuatoriano tenga acceso de manera totalmente gratuita. Se necesita, además, una reforma económica que modifique el actual dominio de los mercados. Eso significa rescatar el rol del Estado, ir al comercio internacional cuando convenga, rescatar el trabajo humano convertido en simple mercancía, tener un manejo soberano de la economía.

–¿Qué rol le otorga al desarrollo de la industria?

–Hay que apoyar a la industria. Hay que hacer mejoras en competitividad, hay que dar créditos, generar energía hidroeléctrica, bajar costos de financiamiento, que es difícil de hacer mientras la banca sea dueña del país. Nuestro proyecto de desarrollo es integral. Vamos a poner énfasis en el principal problema que es el desempleo, y la empresa manufacturera no genera mucho porque es intensiva en capital. Por eso vamos a hacer énfasis en la economía popular que hace que se redistribuya el ingreso.

–¿Cómo piensa enfrentar los efectos de la dolarización?

–En este momento las condiciones no están dadas para la salida de la dolarización. En el largo plazo puede ser una moneda regional, andina.

–¿Cuál es su propuesta en materia energética?

–Hay que rescatar para el Estado el sector hidrocarburífero. Cuando dicen hay que nacionalizar el petróleo, definan qué es nacionalizar, porque el petróleo es del Estado. El problema viene con las malas negociaciones. Que las petroleras arriesguen: el tema es qué participación nos dan. Si nacionalizar es dejar la exploración en manos del Estado, no estoy de acuerdo porque es una actividad de alto riesgo y de alta tecnología.