EL MUNDO • SUBNOTA
› Por J. M. Marti Font *
Dominique StraussKahn gana; Ségolène Royal da la talla y mantiene su ventaja; Laurent Fabius se hunde. Pero el gran vencedor del debate que el pasado martes enfrentó a los aspirantes socialistas a candidato a la presidencia de Francia, fue en realidad el propio Partido Socialista francés (PS), cuya imagen ante la sociedad recibió un importante impulso hecho de rigor, transparencia y confianza en sí mismo. La tenacidad de François Hollande, primer secretario del PS –compañero de Royal y padre de sus cuatro hijos–, manteniendo contra viento y marea el modelo de democracia interna que ha desembocado en este proceso de primarias, y su resistencia a convertirse en protagonista, ha dado frutos. En contra de lo que algunos temían –y otros secretamente deseaban– los tres candidatos no se despellejaron en público, pusieron sus ideas sobre la mesa, coincidieron en muchas cosas –lo que dejaba a salvo el programa del PS– y discreparon en otras, dibujando sus distintos proyectos y ambiciones.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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