Lun 04.12.2006

EL MUNDO • SUBNOTA

Dos visiones sobre las elecciones venezolanas

HUGO CALELLO *

El cambio es irreversible

La victoria electoral de ayer es una ratificación de que Hugo Chávez cambió la historia de Venezuela. El país vivía en una condición de marginalidad y pobreza crítica, y toda la sociedad –aun la parte que se definía como progresista– negaba esta realidad. Había una enorme masa de la población que había naturalizado la muerte y la pobreza, y que no tenía ninguna expectativa de poder romper con el tradicional bipartidismo. Entonces estalló el Caracazo. La gente se lanzó a las calles, provocando un colapso social muy fuerte y un proceso de desintegración del poder bipartidista. Ahí fue cuando surgió el movimiento bolivariano 2000 de Chávez. Venezuela se dirigía a una confrontación muy fuerte impulsada por los sectores excluidos y Chávez representó en ese momento la alternativa política que permitió que la sociedad no colapsara. La elección de ayer demostró que la situación cambió y que el cambio es irreversible. La sociedad venezolana está empezando a participar activamente y a asumir la política como una condición de vida.

A nivel internacional, la victoria de Chávez reafirmó el proceso –incipiente pero importante– que actualmente comparte con Kirchner, Lula, Morales y el futuro presidente ecuatoriano, Rafael Correa, entre otros. Aprovechando que Estados Unidos está muy ocupado apagando los incendios inapagables que prendió con su política fundamentalista en Irak y Medio Oriente, América latina ha estado avanzando en un proceso de generación de resistencia (aunque no todavía de emancipación). La entrada de Venezuela al Mercosur podría ayudar a profundizar este proceso, orientándolo hacia una mayor autonomía. Por ejemplo, Caracas llega con un discurso de confrontación al imperialismo, algo que antes no existía tan claramente en el bloque. A través de la construcción de un proceso regional endógeno, la región podría generar economías complementarias, en vez de los tradicionales planes regionales que siempre han estado subordinados a los tratados de comercio con Estados Unidos.

* Coordinador del proyecto Cátedra Libertadores.


Gabriel Puricelli *

Se fueron todos

El “que se vayan todos” venezolano ha alcanzado sus últimas consecuencias. Una vez más, todo lo que no puede “matar” al chavismo, lo fortalece: en la serena aceptación de ese hecho por sus circunstanciales beneficiarios y perjudicados se cifra el futuro de una democracia que ayer mostró una peculiar y tozuda buena salud. Entre muchos posibles, un elemento que debe ser destacado en estas elecciones es la legitimación que brinda no sólo la limpieza general del proceso (según la visión preliminar de la OEA) sino sobre todo la participación en él de un sector muy mayoritario de la oposición. El desempeño de éste debería obligar a sus líderes a desechar definitivamente la tentación de actuar por fuera del juego político que marca la Constitución venezolana.

La elección puso frente a Chávez no sólo a Manuel Rosales, quien –por cierto– apoyó el fallido golpe del 2002, sino a un candidato a la vicepresidencia como Julio Borges, quien se empeñó en dejar bien sentado que él no había apoyado esa intentona. Los medios no han mostrado en la noche del recuento la cara opositora del golpista Pedro Carmona sino la de Teodoro Petkoff, alguien que empezó a abrir brechas en el dique bipartidista 30 años antes de su derrumbe estrepitoso en los albores del chavismo. Un cambio de largo aliento subyace la continuidad que toda reelección supone: la ausencia definitiva de los símbolos de la Venezuela del Pacto de Punto Fijo y la alternancia sin alternativas. El proceso en dos tiempos que se abrió en 1994 con la victoria de Rafael Caldera, la primera vez que ni Acción Democrática ni Copei ganaban unas elecciones, y se radicalizó con la llegada de Chávez en 1999, ha alcanzado el punto en el que no quedan más que unos rastros tenues de esos partidos , cuya derrota definitiva es el fracaso de la postura abstencionista de AD y la total dilución de Copei en la coalición opositora. Si los derrotados de ayer persisten en su encuadramiento democrático, la de ayer tal vez haya sido la elección que dé lugar a un nuevo sistema de partidos en Venezuela.

* Coordinador del Programa de Política Internacional - Laboratorio de Políticas Públicas.

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